Volver a la Croqueteca

El Croque  nº 17

(octubre 2006)

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Nilo no sufre márgenes, ni muros
Madrid, oh peregrino, tú que pasas,
Que a su menor inundación de casas
Ni aun los campos del Tajo están seguros.
 

 

UNA EDITORIAL CUALQUIERA

CROQUE'S NEWS

Opinión

¿QUÉ VALE UNA VIDA?

DECISIONES

¿QUÉ ES EL ARTE?

TIERRA DE NADIE
 

Terror en la ETSAM

LA LEY DE MURPHY EN EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO

AUTO DE FE
 

Pazo Words

EL ESPÍRITU CROQUE... : MANIFIESTO DEL DIABLO DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO

EL  CONSULTORIO DE PAZO

MALDITO DUENDE

ARQUITECTURA MADONNA

EL ESTATUS

SEÑORA MÍA


Pierdetiempos

LA POLÉMICAAA #13: ¡¡¡ GOOOL !!!

PARTE DE GUERRA #19

ENCICLOPEDIA CROQUEUSSE #13: EL PAZOELECTROMAGNETISMO

CONECTIN' PIPOL

 

Especial Cuarto aniversario

UN FESTEJO EDITORIAL

¿QUÉ ES EL CROQUE? (EDICIÓN COMENTADA)

PEQUEÑOS CONSEJOS PARA LOS ESTUDIANTES DE PRIMERO (REQUETE-EDICIÓN CONMEMORATIVA)

RINCÓN DE PAZO #1

 

UNA EDITORIAL CUALQUIERA

    Escuchando a Madonna aprendimos una sabia lección: “El tiempo pasa. Despacico”. A no ser que te tires el verano currando, en cuyo caso es como si ni siquiera pasara. Volvemos a la Escuela como de un día para otro, y el mismo ciclo, la misma gente, las mismas chorradas en proyectos y el mismo lenguaje vacío y engolado. No importa lo que proyectas, sino lo que parece que proyectas. Se usa la filosofía como un barniz o una estrategia compositiva, pero luego se la eleva a la categoría de argumento. Nadie lo explica jamás. Todas tus inquietudes, preocupaciones, conflictos; todo lo REAL que te preocupe no tendrá cabida entre estos muros mientras no sea sometido al pasapurés. En papillita todo entra mejor. ¿No es verdad, señor docente? Una por mamá. Otra por el Código Técnico. Otra por Le Corbusier. ¿Lo ha entendido ya? Ñam, ñam, qué rico, potito de proyecto.

    Nosotros no nos alegramos demasiado por reencontrarnos con unos amigos a los que no habíamos perdido de vista; sin embargo, otros que se supone que vienen a dar clase, dedican su (nuestro) tiempo a frotarse la chepa mutuamente y a darse gustirrinín pa’ los oídos.

    Y es que odiamos ir a conferencias en las que nos tratan como a floreros. Tanto que odiáis el ornamento, y no hacéis otra cosa que desearlo. Degenerados. Viciosos.

    En esta escuela el diálogo sólo existe cuando se encuentran dos tabiques pero a un metro de distancia y en medio “ocurren cosas” (uah tío qué fuerte... pasan COSAS. Lo NOTO) En esas humedades que muestran el diálogo con el exterior... pasan cosas. En ese replanteo mal hecho que tensa el espacio y el presupuesto... pasan cosas. Y en esa cubierta que se cayó... pasaron muuuuchas cosas.

    Pero bueno. Como todos vamos a ser arquitectos y esto de la carrera es un mero trámite que nada va a tener que ver con mi vida profesional podemos hablar de estas giliflautadas tranquilamente. Yo aquí me vendo por un cinco punto cero, pero cuando construya mis adosaditos no me dejaré tentar por maletines negros.

    Los principios no se pueden guardar en el cajón ni modularse a lo que convenga. O se asumen o lo que llevas es una chaqueta de mierda. Y huele mal. Es la actitud lo que importa. La de hoy. Mañana nos da igual, porque mañana siempre será la evolución lógica y consecuente de lo que hagas hoy. Y caminos hay muchos, pero no son infinitos ni están infinitamente interconectados. A Valencia no se va por Badajoz (a no ser que vengas desde Faro).

    ¿Y nosotros? Pues no sabemos, pero con éste llevamos ya cuatro años en marcha.

El Croque. Septiembre de 2006.
 

CROQUE’S NEWS

    Con este número 17 el Croque cumple 4 años. Para celebrarlo como es debido, hemos dispuesto una gran página central donde festejar este acontecimiento como se merece (aparte de la tradicional fiesta del andén 2 de Pitis)

    Hay más cosas. Hemos actualizado la página web, que no se actualizaba desde los patéticos sucesos de junio, cuando un *alguien* intentó suplantarnos creando un foro cibernético bastante lamentable. Aprovechamos la ocasión para recordar que NUNCA JAMÁS crearemos un foro on-line. El que quiera opinar que nos escriba a nuestra dirección de correo. (Y para más información, buscad por la página).

El anuncio es falso, pero verás cómo alguien pica


EL CONSULTORIO DE PAZO

    Nos preguntan desde el correo electrónico.

    - Dicen que tiendes a idealizar e idolatrar a aquellas personas con las que tuviste una relación de amor que ya pasó, y que la distancia y el tiempo hacen que las veas siempre en sus buenos momentos. Tú al cabo del tiempo sólo ves la cara amable de esa persona y al final te obsesionas más. Pazo, ¿Qué puedo hacer? creo que sigo enamorada de Juan Navarro Baldeweg!

    - Veo varias soluciones. Lo que está claro es que hay que partir de la base de que estás enamorada del señoritingo ese. Bien, tienes que vivir esa situación, pero no hace falta que sea real y evolucionar desde ella. Si tienes novio tienes que ponerle una careta de Navarro Baldeweg y si se viste con la ropa que lleva él mejor, entonces hazle lo que le harías a Navarro, si es hablar habla, si es una confesión fea confiésala. Es importante que no veas a tu novio disfrazarse, que te sorprenda de improvisto el señor Baldeweg. Cuando lo hagas verás evolucionar tu obsesión y te entrará la risa.

    - Hace cinco años pedí un duplicado del carnet de la escuela que me robaron en una noche aciaga unas ancianas vestidas con el hábito blanco del monasterio de clausura de Boceguillas y todavía no me ha llegado. ¿Que tengo que hacer para conseguirlo?

    - Una pregunta estúpida totalmente. Vete a un supermercado que no hayas oído ni visto nunca, búscalo con ganas; cuando aparezca te haces la tarjeta de puntos del supermercado. Paga con un billete de 5 euros en honor a los cinco años que hace de esto y le pintas a la tarjeta con un boli de la ETSAM: etsam duplicado.

    Envía tus consultas a Pazo a través de nuestro correo elcroqueweb@hotmail.com

El Croque & Pazo. Septiembre de 2006.

@-© 2006 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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¿QUÉ VALE UNA VIDA?

    Demasiadas veces renunciamos a otras cosas por la arquitectura, en general lo hacemos con la ligereza de quien se cree esclavo, carente de alternativas, hemos elegido esta carrera y es lo que nos toca porque no puede ser de otro modo… ¿no puede?

    Habrá quien juzgue esta crítica como una queja de algún vago, y seguramente resentido, que no vale para arquitecto y se queja porque no tiene tiempo para botellones, en fin… hay gente para todo, pero yo no crea que unas pocas fiestas sean lo único de lo que nos vemos privados.

    Durante cuatro meses dos veces al año el orden cósmico cambia y la vida se vuelve un sin sentido. La arquitectura se pone en el centro y nuestra vida comienza a girar, dejando de lado asignaturas “secundarias”, amigos de otras carreras, parejas incapaces de entender, padres preocupados por las ojeras… La vida se vuelve arquitectura y parece que todo el mundo, dentro de la escuela, se empeña en decirnos que eso es no sólo lo correcto sino también lo necesario para ser arquitectos.

    Se supone que nos preparan para lo peor, mas ¿no deberían enseñarnos a luchar por algo mejor? Debemos creernos que esto que vivimos ahora será nuestra vida en el futuro, en la que nunca se puede fallar a ninguna entrega, pero yo me pregunto ¿un arquitecto se presenta a todos los concursos y acepta todos los encargos? ¿Es peor para él no hacer una entrega porque juzga que el trabajo no está a la altura o entregar lo que tiene y caer en el desprestigio? ¿Por qué nadie nos enseña cuándo no hay que entregar? Si verdaderamente una vez eres arquitecto la vida no es así, ¿para qué hemos de pasar por este calvario?, y si lo es… ¿no es señal de que algo está funcionando mal?

    Muchas veces me entran dudas acerca de para quién existe la escuela de arquitectura. La teoría y el sentido común me llevarían a pensar que es para preparar a los estudiantes, para enseñarles y formarles no sólo como arquitectos sino también como personas. Igual lo segundo es idílico, es cosa de los padres… no lo sé, pero aún en lo primero veo que en muchas ocasiones la escuela se convierte en un templo a la arquitectura, encumbrada en un pedestal al que sólo puedes acceder mediante la renuncia.

    La arquitectura también tiene sus héroes; una vez vi una película sobre uno de ellos y tuve ganas de llorar. De indudable calidad como arquitecto, murió solo en el baño de una estación dejando atrás varias familias, unas reconocidas y otras no tanto. Ya en el final de la película se daba a entender que todo el amor que negó a algunas personas a lo largo de su vida realmente lo legó a otros a través de sus obras y queda claramente ejemplificado en un Parlamento, creo. Era su legado a todo un pueblo, que eso importara más que su familia es algo que estuve tentado a creerme hasta que caí en la cuenta de que no se trataba más que de un edificio y que lo verdaderamente importante allí eran las personas que en él desempeñaban la tarea por la que muchos otros murieron antes, esa gente era lo único importante allí y ya luchaban antes de que nadie les diera ningún símbolo. Tengo claro que se trata de un caso extremo, pero cuando comienzas a renunciar a ciertas cosas ¿qué te impide ir un paso más allá?

    Espero nunca deberle nada a la arquitectura, me sentiría muy triste si algún día tuviera que agradecerle algo a ella antes que a mi familia y a mis amigos. Me gustaría que la arquitectura fuese mi oficio pero de ningún modo mi vida, porque a fin de cuentas la arquitectura no es nada, no existe sin personas que se molesten en pensarla o vivirla, luego si sólo tengo arquitectura no tengo nada y si mi vida es ella debo estar muerto…

    Aun así le damos cada uno de nuestros alientos, horas de sueño y esfuerzos, y luego nos conformamos con recibir el beneplácito de un profesor ¿maestro o juez? Para que nos reafirme, necesitamos su aprobación y en muchos casos acabamos identificándonos con su respuesta. Todo el esfuerzo no vale nada si el juicio es negativo y aún nos sentimos culpables por ello. De su respuesta depende la justificación a ese esfuerzo y por extensión a mi vida.

    Está claro que hay mucha gente que saca adelante todo esto, y no considera en ningún momento renunciar a nada indispensable. Aceptas el modelo y te acoplas como puedes. Supongo que eso no está del todo mal, así llevas inscrita la garantía de que no vas a dar problemas allí donde te contratan poniendo en duda el funcionamiento de las cosas o con la ocurrencia de que no puedes hacer algo por motivos personales. Me gustaría saber si eso es lo que me espera antes de perder más vida en el camino, me gustaría creer que la crítica y la individualidad valen algo en todo este tinglado.

    Estuve mal y la arquitectura no me ayudó, ni me consoló, ni me abrazó… A la arquitectura no le importan los arquitectos, le da igual que trabajemos o no, si somos felices o buscamos la belleza. Puede que sea el momento en que le devolvamos parte de esa indiferencia y hagamos de nuestra vida algo más, para no encontrarnos solos o vacíos a la vuelta de la esquina.

Ikractoia. 2006.

Eso no lo hace un forjado, ¿verdad?

La arquitectura me abraza, pero tú más.

@-© 2006 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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DECISIONES

    Hablemos un momento acerca de la libertad de tomar ciertas decisiones. Hace tres años y unos meses estaba yo en los céspedes de la Autónoma rellenando un impreso en el que tenía que poner el orden de preferencia de las carreras que quería estudiar. Puse arquitectura como primera opción. Nadie me obligó. Mis padres eran muy liberales y me dejaban estudiar lo que quisiera, la situación familiar permitía cierto margen económico a la hora de ponerme a trabajar a corto plazo, mis notas más o menos me dejaban un rango amplio de posibilidades y en mi ciudad estaban prácticamente todas las carreras que se ofertan en el ámbito nacional; nadie me obligaba a estudiar nada. Yo era libre para elegir lo que quisiera dentro de esa larga lista de posibilidades. Como he dicho, puse arquitectura la primera y, aunque seguramente iba a entrar en ella, me preocupé de rellenar otras quince casillas. Todas y cada una de ellas libremente.

    Hoy cada vez veo menos libertad en aquello. Son frecuentes las discusiones acerca de la motivación actual de los jóvenes con sus carreras, de cómo nuestros padres trabajaban y estudiaban al mismo tiempo, sacaban buenas notas y además estaban involucrados en todas las revueltas estudiantiles y/o políticas de la época; mientras ahora la mayoría de nosotros, que sólo tenemos que estudiar y chupar la sangre y los dineros de nuestros mayores; nos tocamos las narices, suspendemos, nos quejamos de nuestros profesores, no hacemos nada por cambiar las cosas y nos agobiamos cuando la situación nos desborda un poco. Supongo que mucho tiene que ver con nuestras motivaciones y, en consecuencia, con nuestras propias decisiones. Yo no escogí realmente estudiar una carrera. Yo me limité a elegir el nombre que creía que me iba a gustar más de una larga lista con ingenierías, licenciaturas y diplomaturas. Es muy probable que si no me hubieran comido el coco, ni me hubieran hecho creer que lo que va después del Bachillerato y la Selectividad es la Universidad, yo hubiera escogido también arquitectura. Pero ése no es el asunto, el problema viene cuando aparece la inercia, esa inercia que me hizo limitarme a escoger un título, a aceptar que mis próximos tres años como mínimo, los iba a pasar estudiando algo. Esa inercia es la que me hace ahora suponer que después de estar como mínimo seis o siete años estudiando ese algo, estaré preparado para salir al mundo laboral y trabajar en lo que me gusta. Y es esa misma inercia la que me ha quitado toda ilusión por estudiar una carrera, por decidir que voy a estudiar una carrera porque quiero, por involucrarme en muchas asignaturas y terminar limitándome a pasarlas porque “no tengo tiempo para más”.

    Quiero decir que nuestros padres, aunque estuvieran trabajando, aunque tuvieran miles de obligaciones más que nosotros, bien por necesidad, bien porque querían, elegían estudiar una carrera. Su motivación existía desde el momento de esa primera elección. Hoy, generalmente no existe esa motivación inicial. Mucha gente la consigue cuando se descubre estudiando algo que realmente le interesa y le fascina, otros la descubren en rincones secretos entre los pasillos de sus facultades y escuelas, y otros la encuentran en lugares lejanos y distintos, más allá de sus carreras. Supongo que estudiar una carrera es un privilegio, que mucha gente apenas puede soñar con ello, pero mi egoísmo me hace rechazar los privilegios impuestos, mi egocentrismo primermundista me impulsa a despreciar las oportunidades únicas y a necesitar sentirme relativamente libre a la hora de tomar ciertas decisiones. Siento no darme cuenta de la suerte que tengo por estudiar arquitectura, pero todavía estoy buscando la ilusión perdida dentro de una corriente de papeles, de trabajos, de listas, de impresos, de céspedes y risas, de bolígrafos de locos, de firmas y futuros; de ferias de universidades. Y cuando la encuentre, os prometo que dejo de quejarme.

Ahumm. 2006.

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¿QUÉ ES EL ARTE?

    Hola a todos. Me presento como un nuevo redactor de este boletín arquitectónico. Soy el socio capitalista. El que paga la taquilla y los sueldos millonarios de los de la cúpula (para que luego vayan de proletas). Soy el que pago toda la publicidad: el parche que lleva Schumacher en su mono lo pagué yo. También fui el que diseñó la campaña de marketing de las camisetas, que promovía las economías de escala de una forma tan descarada (eso sí, con esto fui yo quien se llevó todas las pelas). Así que, como soy el que lo paga todo -y el dinero es la llave que abre todas las puertas-, puedo hablar en esta revista de lo que me dé la gana... Y qué tema puede haber más pretencioso que decir qué es el arte y qué no lo es. Tiene incluso más delito porque yo ni soy arquitecto, ni jamás lo seré; como mucho, me meteré a constructor y contrataré a tres o cuatro de vosotros para explotarlos felizmente. Aunque ahora que lo pienso, los constructores deberíamos ser los primeros en hacernos preguntas como esta.
    Y una vez que me he presentado, comienzo el tema.

    ¿Qué es el arte? Para mí, el arte es la unión de dos elementos: la forma y el fondo.

    El fondo es el mensaje que el artista quiere trasmitir, el pensamiento o el sentimiento que tiene en su mente o en su corazón. Las grandes obras de arte siempre han tenido un mensaje: la Ilíada cuenta la historia épica de una conquista y, además, describe muchos de los ideales de honor griegos; la Capilla Sixtina tiene un mensaje religioso; las Cuatro Estaciones de Vivaldi describe los paisajes y las costumbres de su época durante un año entero... Sin embargo, el fondo solo no llega para que una obra sea arte: la Biblia transmite el mensaje del que se supone (recordad que soy capitalista y sólo creo en el dinero), es el Ser Superior que rige todo el universo y el que nos dará la vida eterna; no creo que en la historia de la humanidad haya habido un mensaje que se haya querido trasmitir con un sentimiento más profundo, pero no he oído a nadie que la califique como obra de arte. Eso es, sin duda, porque le falta la forma necesaria para que esos sentimientos salgan del papel y nos lleguen al corazón. Le falta ritmo, le faltan giros literarios que lleguen directamente al alma.

    Me explicaré con un ejemplo sencillo: cómo decirle a alguien que le echo de menos. Puedo decir simplemente: "te echo de menos". Es algo claro y directo, la persona a la que se lo diga sabrá que preferiría estar a su lado. O se le puede dar una vuelta y decir: "tengo ganas de echarte de menos". Racionalmente no tiene mucho sentido, incluso se podría pensar que no le echo de menos y que me siento culpable por ello; pero la otra persona sabe positivamente que quieres que esté a su lado y ese "tengo ganas" le imprime más pasión a la frase o, simplemente, un toque de irracionalidad que le hace pasar del papel directamente al corazón, sin pasar por la cabeza.

    Sin embargo, una obra puede ser arte tan sólo gracias a la forma. Un poema de Rubén Darío nos maravilla aunque esté dedicado a la cosa más absurda, un paisaje bonito nos impresiona y, de una mujer bonita, nos podemos enamorar a primera vista.

    Aristóteles decía que la propia esencia de las cosas era lo que les daba la forma y, hablando de obras de arte, yo estoy totalmente de acuerdo con él. Sin duda, las obras de arte más bellas de toda la historia han surgido porque había sentimientos muy profundos que expresar. Pero también han sido posibles porque los artistas que las hacían tenían una técnica excelente y sabían perfectamente cómo expresar sus sentimientos de forma que los demás no los comprendieran, sino que los sintieran.

El socio capitalista. 2006.

Frigo feliz con su bufandita

El arte es morirte de frío

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TIERRA DE NADIE

    Un lugar vacío y solitario, al margen, donde no hay orden ni gobierno. Somos pocos y no damos problemas. Nada tiene mucho sentido aquí, ni queremos que lo tenga. Sabemos que la mayoría de lo que sentimos o pensamos no tiene nombre, y nos da igual. No necesitamos una palabra para tomar conciencia de ello. No necesitamos un discurso para actuar según lo que sentimos o pensamos. El lenguaje queda atrás, es una herramienta que no nos limita. No nos ceñimos a lo que podemos expresar. Vamos haciendo, nos movemos… conscientes de nuestra pequeñez. Confiamos. Confiamos en el silencio, en que podemos entendernos sin abrir la boca. No hay sistemas, ni códigos, ni estructuras, ni referencias, ni pautas.. Ningún regulador entre nosotros, sólo aire.

    Hemos aprendido a sentirnos cómodos en la incertidumbre; ésta ha sido nuestra gran victoria. Vagamos entre escombros arrastrando los pies, y tras mucho tiempo y mucha nostalgia empezamos a disfrutar tímidamente de la ligereza de no tener nada.

    La seguridad NO está por encima de todo. Saberlo nos da cierta ventaja. No hay pruebas en la vida, sólo en matemáticas. No hay certezas. No esperamos encontrarlas, ni las buscamos. Nos basta una sospecha, un pálpito, una intuición para echar a caminar, sin saber muy bien dónde pisamos. Hemos desistido también de encontrar el origen. Hemos sustituido el “¿por qué?”, en estado enfermizo, por un “¿y ahora qué?”

    Entre lugares siempre. Sin origen ni destino, pero siguiendo una dirección. El “hacia” nos da esperanza. No necesitamos más, porque todo es ilusión, una ilusión…

A bruxa Piruxa. 2006.

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LA LEY DE MURPHY EN EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO

    Ante las numerosas escenas de pánico vividas a lo largo del tiempo que llevamos en la escuela, y con el objeto de tranquilizar en lo posible al alumnado, aprovecho la ocasión para recordar una de las leyes más universales que explican la mayoría de aquellos sucesos que nos acontecen cada día: La Ley de Murphy. En esta ocasión, El Croque y mi humilde persona os la traemos, en exclusiva, aplicada por supuesto a nuestro quehacer arquitectónico de cada día. Que la disfrutéis.

A) La ley de Murphy y el plotter:

- Si compraste el papel de plotter con cara imprimible, siempre imprimirás por la cara mala.

- Los plotters de la escuela funcionan siempre bien, excepto la semana de entregas.

- Si vas a imprimir algo urgente en casa, te quedarás sin cartucho de tinta.

- Si antes de imprimir pensaste “salga como salga no lo repito”, saldrá mal.

- Si no lo pensaste, saldrá mal de todos modos.

- Si compraste los bonos de plotter por anticipado, siempre te cobrarán uno más de los que cogiste. Si compraste 7, tendrás que pagar 8, y así sucesivamente.

- Si compraste papel de sobra, te faltará alguno seguro.

 

B) La ley de Murphy en el calendario del curso:

- Si planeaste especialmente un fin de semana, el lunes tendrás entrega de proyectos.

- Si planeaste el fin de semana mirando el calendario de entregas, te la cambiarán de fecha para ese lunes.

- Si viene a verte un familiar al que nunca ves, vendrá el fin de semana de antes de la entrega de proyectos.

- Cuando tengas dos asignaturas de taller, la entrega final de ambas te coincidirán. Si adelantan una para que no coincida, siempre adelantarán la otra.

- Si suspendiste y estás repitiendo asignatura, el examen final te coincidirá con el de una del nuevo curso, y el examen será obligatorio (si no lo es, créeme, tendrás que hacerlo).

 

C) La ley de Murphy y tus compañeros:

- Si crees que hiciste todo lo que te pidió el profesor para la entrega, a última hora aparecerá un compañero que te indicará lo que te falta.

- Si en una rara ocasión tienes tiempo para estudiar un examen y un amigo tuyo no lo tiene, tu amigo aprobará, pero tú suspenderás.

- Si por una vez te sientes satisfecho por tu entrega, se te pasará al llegar a clase, pues todos tus compañeros lo habrán hecho incomprensiblemente mejor que tú.

- Si trabajaste duro, no fue suficiente. Si lo fue, todos trabajaron más que tú.

- Si este año te matriculaste en el grupo que te recomendó un compañero porque es donde más fácil se aprueba, han decidido cambiar el método de trabajo.

 

D) La ley de Murphy en el tiempo:

- Si crees que llegas tarde a una entrega, llegarás más tarde de lo que esperabas. Se parará el metro, habrá atasco, huelga, ... nunca se sabe.

- Si crees que acabarás la entrega en un determinado tiempo, tardarás siempre al menos el doble de lo que pensaste.

- Si acabas una entrega con tiempo de sobra, no podrás terminar de plotearla hasta última hora.

- Si planificas tu tiempo para dedicarle más a proyectos, no te dará tiempo a acabar la entrega. Si lo haces será a costa de sacrificar alguna otra asignatura.

- Si pensaste que tras la entrega te quedaba un día libre para no hacer nada, estabas equivocado: siempre tendrás algo que hacer. Antes de que puedas afirmar lo contrario, te harán repetir cualquier entrega anterior para la semana siguiente.

E) La ley de Murphy y el ordenador:

- Si no has guardado el archivo de autocad en un buen rato, te dará error fatal.

- Si grabaste el archivo en un solo sitio para llevarlo a la escuela, se te grabó mal.

- Los virus informáticos sólo atacan en la semana anterior a tu entrega de proyectos.

- Si pensaste algo insistentemente antes de la entrega, como desactivar los marcos de las fotos, borrar una línea o cambiar las plumillas, se te olvidará hacerlo a la primera y tendrás que volver a plotear.

- Si fuiste a imprimir pensando que ya habías acabado la entrega, siempre te quedará algo por dibujar y no habías reparado en ello.

 

Y como dijo el sabio a la par que entrañable Murphy,

“SI ALGO PUEDE SALIR MAL, SALDRÁ MAL”

El Sopas. 2006.

A ver, ¿quién dimensionó esta escalera?

"Venga que son sólo dos pisos"

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AUTO DE FE

    Iba cabizbajo, la carpeta con la entrega en el brazo derecho, la vía para los chutes colgaba aún de su brazo izquierdo. Sus ojos rojos, en parte por la noche en vela, en parte por los efectos, a veces beneficiosos de la cocaína bien cortada. Su sangre era un hervidero de drogas y adrenalina aderezada con alcohol y otros potenciadores de la imaginación. Pero sabía que ellos aseguraban que había pecado, y por ello iba a ser ajusticiado.

    Atravesó el pasillo bajo las miradas penetrantes de empollones de mala calaña, pseudo-snobs de segunda y de muchachitas con escotes de dimensiones exageradas. Mientras, su cabeza pensaba que sería más justo condenar a todos aquellos fariseos, pero ese día el turno era suyo y las ascuas de la hoguera proyectual serían sólo para él y para su obra.

    Desde el imponente umbral del patíbulo el reo divisó una figura entre las sombras. Una figura que había visto con anterioridad, pero que en ese momento le resultaba más atemorizadora que nunca. Hierático, con la mirada inyectada de odio y con la espalda como si tuviera un palo de escoba recorriéndole los intestinos, estaba El Gran Inquisidor.

    -¿Juras por la palabra de Le Corbusier y por la de sus Cuatro Evangelistas?-

    -Juro por ellos que mi proyecto es puro de Idea y libre de superficialidades-.

    La sonrisa del Inquisidor mostró un rictus de nerviosismo, tenía que ordenar sus argumentos, ese infeliz debe acabar ardiendo en el fuego purificador del “SuspensoenProyectos”.

    El reo bajó la mirada ante el fuego de Su Eminencia y modestamente colocó unos paneles en la pared y dos maquetas sobre la mesa del tribunal. Expuso sus argumentos, sus intenciones, sus miedos... Justificó cada detalle del proyecto ante la mal educada mirada del Tribunal y de su siniestro presidente.

    -Sé que has pecado-, dijo el inquisidor.

    –No sé de qué me habla Su Eminencia-, dijo el reo temiéndose una reprimenda infernal. No se lo explicaba, él era una buena persona, cumplía con los preceptos de la ETSAM, dormía menos de tres horas diarias, asistía al cien por cien de las clases de proyectos (rechazando el resto de las asignaturas), pagaba los diezmos a Sáncer y a Faster, vitoreaba a los inquisidores en sus injustos juicios, no fornicaba con arquitecturas de voluptuosas curvas formalistas. Podía decirse que era un Alumno ejemplar digno de pertenecer a la Mejor Escuela de Arquitectura del Mundo.

    -¿Renuncias al pérfido Calatrava, a sus pompas y a sus obras?-

    Un escalofrío recorrió la espalda del reo. Ya tenía una pista de su supuesta inculpación. Se trataba de un juicio por herejía. Varias herejías menores recorrían la escuela sin ser juzgadas, pero la del Calatrava era perseguida como a la peste, era odiada y se aseguraba que detrás de ella estaba Satanás.

    -No contestas-, dijo el Inquisidor, -¿Acaso perteneces a la herejía de Calatrava?- Aquél alumno conocía lo que el tribunal le haría si le declaraban culpable, no sólo le asesinarían en la hoguera del suspenso proyectual perpetuo, sino que su alma errante quedaría encerrada para siempre en el círculo del infierno destinado a los Aparejadores; No, él nunca podía acabar así.

    -No Eminencia, no abrazo la herejía. Sólo soy un Humilde Estudiante, temeroso de Le Corbusier y propagador de sus cinco mandamientos de la arquitectura moderna.

    -¿Entonces a qué se deben los pliegues sin sentido y caprichosos que aparecen en tus paneles?

    El reo pensó muy bien antes de contestar. No podía darle motivos para ser acusado. –Los pliegues responden a un claro sentido estructural. Los sistemas de cargas han de trasmitir los esfuerzos…-

    El tribunal no hizo ningún esfuerzo por comprender los razonamientos del acusado. Tenía que sentenciarlo de manera ignominiosa, aquel formalista encubierto no tenía cabida en el cuadriculado mundo de la Verdadera Arquitectura, aquellas formas debían desaparecer de las mentes de las ovejas de su redil.

    -Aseguras que conoces las estructuras, ¿No serás un masón?, ¿un pérfido y aburrido aparejador?, quizás, ¿Un triste ingeniero sin imaginación?

    -Sí, conozco las estructuras-, dijo el estudiante, -Pero no soy nada de lo que se me acaba de mencionar, soy o intento ser un arquitecto, un materializador de ilusiones y sueños-.

    El Inquisidor se levantó, iba a comenzar el verdadero proceso. Aquel Dechado de Virtudes decidió torturar al reo para arrancarle una confesión a su asustado corazón. Tomó la maqueta que parecía más débil, y con argumentos de dudosa consistencia empezó a arrancar pilares.

    -Este voladizo va a ser de veinte metros y tendrá el canto leve de un ala de avión, estas zapatas las reducirás de tamaño porque en este dibujo quedan horribles, este forjado lo sostendrás con la sección de las carpinterías, este muro más fino y el aislante me lo quitas para aligerar la sección, el ascensor sin caja, los huecos de instalaciones uno aquí otro allá y otro acullá-.

    La tierra se abría bajo los pies del reo. El infierno se cernía sobre él. Tendría que confesar para que no siguieran destrozando su trabajo. Ya había limaduras de cartón hasta en la corbata del inquisidor, el cutter había rebanado dos tercios de la segunda maqueta, y los paneles aparecían con curiosos sarpullidos de colores entre una maraña de garabatos negros. Con lágrimas en los ojos ante la tortura a la que era sometido clamó con voz potente.

    -La estructura está bien. Me he molestado en calcularla-.

    Silencio sepulcral. Hasta la mosca que revoloteaba en la clase se paró sorprendida de la insurrección del acusado. Cuatro yonkis que saltaban a la comba en el claustro se acercaron para ver lo que ocurría en aquel tribunal de proyectos en el que un Acusado se rebelaba contra el Dedo Acusador.

    - ¿Qué has dicho sabandija?, ¿Cómo te atreves a injuriar de esa forma a este tribunal? La estructura propuesta por una Eminencia Arquitectónica como yo, El Gran Inquisidor, es perfecta, o ¿acaso no crees en la Idea del Proyecto?-

    El estudiante vio que todo estaba perdido; vio que la injusticia se adueñaba de su entendimiento y decidió decir unas cuantas verdades a aquel despojo lleno de soberbia.

    - No, no creo en la Idea. Los buenos proyectos no parten de una Idea, sino de necesidades constructivas y de lo que alguien hizo con anterioridad. Sin problemas o arquitecturas obsoletas no hay Nuevas arquitecturas. Sin construcción no hay arquitectura. Sin estructura los proyectos son papel de plotter con dos caras malas.

    - No, no creo en Su Eminencia, no creo en Le Corbusier aunque en otro momento quizás sí lo hice. No quiero ser ni ingeniero ni aparejador, pero sin duda lo prefiero a ser un triste decorador o un farsante diseñador de fachadas. ¿Dónde he pecado, si puede saberse?

    - Vale, tampoco creo en los análisis previos, ni en los croquis iniciales. No creo en los dibujos con intención, ni en los detalles acuarelados. Tampoco sigo a ninguna herejía, ni a la de los pseudo-snob de los MVRDVS-OMAS-SANAAS…

    - Sólo Creo en Dios, que no es Le Corbusier, Sólo creo en mi intuición, en mis ilusiones, en mis sueños y sobre todo sólo creo en los usuarios a los que condenamos a nuestra arquitectura de papel o de asquerosa constructora especulativa...-

    Seguía gritando, pero ya nadie le escuchaba. El jaleo se había adueñado del Patíbulo. Sería ajusticiado, ante la atenta mirada de Lameculos y Correveydiles. Su alma cruzaría el “Aparcamiento de San Cemento” para vivir atormentada por toda la eternidad en el corral de los Aparejadores.

    Pero en ese patíbulo había una figura diminuta. Un niño de ojos tristones y corazón destrozado había contemplado todos aquellos espectáculos lamentables en los que “supuestos poderosos de despacho” se disputaban el honor de hacer la vida imposible. Pero fue el de aquella mañana el que le hizo reflexionar, el que le hizo creer en una formación nueva, aunque aquel sitio dejara de ser La Mejor Escuela de Arquitectura del Mundo para convertirse simple y llanamente en Su Escuela.

Un humilde Estudiante. 2006.

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EL ESPÍRITU CROQUE... ¡está en todas partes!

MANIFIESTO DEL DIABLO DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO

La cuestión está así:
los ciclos se van cumpliendo inexorablemente
y parece que vayamos a vivir otra vez momentos
como los de 1936, 1929, 1910, 1898, 629 ó 211 antes de Cristo
que vayamos a pasar por situaciones parecidas
aunque a diversa altura de la curva helicoide
y otra vez el equilibrio falla
el sistema se rompe
y el dinero huye o no sirve o es atesorado
faltan materias y sobran hijoputas.

La sociedad humana no es un conjunto más que en el papel
en la realidad
no es ni siquiera un conjunto de conjuntos
porque mientras algunos se ocupan del confort de sus viviendas
o del televisor o de encontrar
su verdadero sexo
otros caminan aunque torpemente
a favor de los vientos de la Historia
modifican el mundo
quieren modificarse ellos también
aunque sin saber cómo ni en qué forma
y otros muchos por fin desean simplemente
comer comer

vivir un poco mientras se rascan bajo el sol
mientras desean no haber nacido
mientras la rabia y el odio les muerden las entrañas.

El mundo se ha convertido en una bola diminuta
poblada de hormigas de diferentes clases
tamaños y apetencias
y nadie está de acuerdo con casi nadie
y las viejas familias tiemblan
cuando ven a sus hijas disfrazadas y moviéndose
al ritmo salvaje del tambor y la droga
y se ensayan por todas partes nuevos tipos
de grupo o de comuna
y todo el mundo grita
y todo el mundo escribe
pero nadie hace nada.

Así pues somos una partida insolidaria
de individuos de todos los colores
que nos odiamos mucho
o que a veces nos amamos con poderoso amor
pero que cada día que pasa nos sentimos más solos

¿Qué hacer entonces con nuestra sociedad
con nuestras sociedades
cómo cambiar los modos de vida del individuo y el grupo
cuándo enterrar el cadáver familiar
que ya hiede en la sala?

No existe un solo fin del Mundo
sino pequeños fines de pequeños mundos,
de diminutas civilizaciones
y es absurdo cruzarse de brazos y esperar
a que termine el último acto
cuando resulta mucho más divertido y maligno
participar en la representación.

[...]

José Agustín Goytisolo. 1975.

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MALDITO DUENDE

    Hora indefinida por la noche. No se porqué pero ha llegado mi hora, presiento que esta vez no será muy difícil escapar. He asistido a una fiesta entrañable y variada, y además he ganado una escobilla de wc por mi disfraz.

    Anuncio mi huida. Nadie se extraña. Si acaso algún intento guasón con pocas esperanzas de que me quede: El espíritu croque ha muerto, me dicen. Cierro la puerta.

    La oscuridad, no veo nada, y guiado por las sombras desciendo poco a poco por las escaleras. Mientras tanto aún suena una canción de Fangoria, Alaska o algo de eso.

    Avanzo y la oscuridad aumenta. Son cinco pisos que bajo raudo pero en el bajo la oscuridad es total y no diferencio la posición de la ranura de la puerta, espero escalones y no los encuentro. Qué misterios. Quizás haya pisado una cucaracha al bajar por las escaleras. Quizás dos. Quién sabe.

    Por fin salgo a la calle tras girar la manilla bruscamente. La ciudad me espera. Camino feliz, con esa felicidad que otorga el atrevimiento, la ignorancia del borracho. La gente me mira. Hacen comentarios. La verdad es que voy un poco raro, pero eso me gusta. Soy diferente, tengo algo que me empuja. Recuerdo a mis amigos. ¡Les quiero, cómo les quiero! La recuerdo a ella… Sentimientos entremezclados en mi cabeza. El espíritu croque ha muerto… ¿¿¿Qué es el espíritu croque??? El espíritu croque soy yo. Bueno, al menos un tercio soy yo, propiedad. Qué estoy diciendo. ¡¡¡¡El espíritu croque está en todas partes!!!! ¡Amistad, qué grande!

    Siento una fortaleza enorme, me siento tan fuerte que pienso que nadie me puede tocar. Soy Dios. Camino con el pecho al descubierto. Soy un profeta de mi pensamiento. No lucho por imponer mi mundo. Mi presencia es tan fuerte que arrasa todo lo negativo. Y entonces toda esa gente que hace botellón en el Parque de Atenas, vio algo raro. Me vio a mí, y sin tiempo para reaccionar desaparecí para siempre, sin posibilidad de vuelta. Fui un flash en su vida. Y gritan unos que soy un jefe, me admiran por algo, voy borracho.

    Por fin encaro el puente. Aún no me han robado y eso que llevo 10 euros en la mano por si acaso. Mi presencia es un escudo. Cruzo el puente y me acerco a mi casa. Cojo las llaves.

    ¿¿¿Qué es el espíritu croque??? ¡Qué se yo! El espíritu croque está en todas partes, y desde luego, no seremos nosotros los únicos en esta ciudad que vamos a pecho descubierto, expuestos a la herida. Seguro que no. Hay más. O eso espero.

La Paja. 2006.

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ARQUITECTURA MADONNA

    Lo que pasa cuando se vive en el ahora, que estamos en el postpostmodernismo (si es que se puede llamar así) es que los límites de las cosas se diluyen. Vivimos en un caos en donde no se sabe si es bueno o malo lo que nos rodea. En concreto me gustaría hablar a mí de la arquitectura Madonna.

    Si hay algo que es modernidad por excelencia es la arquitectura; es ella una de las realidades que por lo menos en parte tira o intenta tirar de nosotros para llevarnos de la mano al futuro.

    Y por otro lado ahí está ella; la mujer más moderna del mundo; la reina del pop: MA-DONNA; sí, esa cuarentona que se besa con Britney Spears y que ahora canta con mallas rosas.

    Pues ahora vamos a postpostmodernizar esto: mallas rosas con arquitectura, porque estamos en tiempos en los que vale todo; sí.

    También está bien mencionar lo importante que es el oportunismo en el presente. Todo el mundo quiere su parcela de oportunismo. Ahora se estudia marketing y publicidad a “tutiplén”.

    La publicidad es que es muy oportuna y se lleva; también es modernidad. Es el marco en el que todas las empresas nos enseñan lo modernas que son. Publicidad de todos los formatos: de Internet; desplegable en mitad de una revista moderna; publicidad de ciudad en soportes modernos; fachadas modernas de edificios tapadas con publicidad; bla, bla, bla… moderno, moderno, pop, arquitectura, oportunismo, postmodernismopostpost, mallas rosas cincuentonas. ¿De todo eso hablábamos verdad?

    Sin dar más rodeos, todo esto viene a la campaña desmesurada que H&M (Hola Madrid) está haciendo junto a Madonna. En todas partes ves la cara de Madonna diciendo que ella y su equipo adoran H&M. En las revistas, en los paneles de publicidad de todas las ciudades, en la estación de autobuses, en H&M, en la catedral de Milán en versión gigante, en Goya tapando un edificio entero…

    Bueno, bueno, ¿y todo esto por qué?; pues muy fácil. Todo esto para vender en el mundo entero una chaqueta de chándal blanca cutre con la cremallera en dorado por tan solo 29,90€. Madonna adora esta chaqueta, y está claro que este dato tiene tanto valor o más que la gótica catedral de Milano. Da igual que te pases por la calle Ortega y Gasset de Madrid y te pongas a mirar la carísima ropa de los diseñadores nº1 de alta costura. Allí tienes al lado a Madonna diciéndote que adora esa chaqueta que vale 29,90€.

    Esa es la paradoja, una de ellas, de las que suceden en la realidad de hoy. Madonna es arquitectura. Es más, una chaqueta cutre que si la ves en el rastro en los puestos de a un euro no la quieres ni regalada; esa chaqueta que simplemente al tener la cremallera dorada y llevarla puesta Madonna con esa cara de Mona Lisa que no dice nada, pero sugiere mucho, ese es el secreto: La publiarquitectura Madonna Lisa. Aún no se inventó nada mejor.

Asturianín al pil pil. 2006.

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EL ESTATUS

    -¡Tú nunca puedes pasar desapercibida! ¡Eres una supermodelo!

    La supermodelo piensa que sí, que tienen razón y se dispone a marcharse, pero antes desarrolla su olfato supermodélico y se decide a taconear con ritmo. Sí, al principio suena un poco falso, pero va tomando ritmo. El desapercibido ha osado levantar la cabeza, porque ha oído unos supertacones, mira a lo lejos y ve cómo se acercan un par de melones, de alta categoría. Sin embargo, cuando están junto a él vuelve a agachar la cabeza y es sólo el sonido supertacónico el que le dice que una pechugona de alto standing marca ritmo bastante bien, que igual se podía dedicar a la música, o a cualquier otra cosa, que tiene dotes… pero no se atreve a decir nada. El inseguro también se ha fijado en ella y ha dudado en si decirle algo o no, pero ya le dijo el seguro que esas cosas nunca fallan…

    -¡Qué guapa vienes hoy!

    El gracioso ríe. Ha escuchado el comentario del inseguro. Éste le mira. Luego mira a ella, que no se ha parado, que sigue a su ritmo. Y el inseguro no acaba de decidirse a reír con el gracioso o a pararle los pies. “Esto se está saliendo de oscuro castaño”, piensa.

    El seguro sale a escena. Sí. Ha conseguido parar el ritmo clá-clá de la supermodelo y se toca la corbata. El inseguro le mira y se dice: “eso sí que es un tocamiento de corbata. Sí señor”. Piensa en cómo lo ha hecho, así, tan natural, y se dice que ése sí que es un hombre hecho y derecho. El entrometido dice:

    - La de recursos que tiene ya el chaval, a su edad…

    Pero el inseguro esta vez no cede. Se lo ha prometido a sí mismo. Sin embargo mira al despistado, que ha aparecido en escena, por el lado derecho, como descolgado de “El Grupo”, que mantiene un carácter unitario allí a lo lejos, pese a su insensato slogan: “Por la absolución del Papa y de todo su séquito”. Pero el despistado anda mirando las nubes, con aires extranjeros, como de colaborador y no ofrece ninguna solución al inseguro, ni confirma ni deja de confirmar. “Pocas veces se puede sacar algo en claro del despistado”, se dice el inseguro.

    Mientras tanto, el seguro ha logrado extraer la primera sonrisa a la supermodelo, que a su vez ha hecho levantar la cabeza al desapercibido.

    El despistado no se entera.

    La supermodelo genera un nuevo clá-clá tras despedirse del seguro, y mientras éste echa un vistazo alrededor para comprobar que de nuevo puede colocarse los huevecillos en su sitio, se oye un estruendoso sonido. Todos se vuelven, incluso el despistado. La supermodelo se ha caído y mientras el inseguro se decide a ayudarla, o no, el seguro ya está ahí, “siempre tan caballeroso”, dice Ramona. Sí, sí. Ramona. Porque al instante ya se oye al entrometido por ahí:

    -Qué, Ramona, ¿se te cayó el estatus?

    El despistado no se entera.

Guaynot. 2006.

 

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SEÑORA MÍA

    “Usted no me conoce todavía, así que me presentaré.

    Me llamo Agapito. Soy su vecino de arriba desde hace treinta y cinco años. Y, sin embargo, aún no hemos sido capaces de cruzar una sola palabra. Parece mentira, pero así es.

    Han sido veinticuatro mil días de espera, de espera paciente. Diecinueve mil cruces en la escalera, mitad subiendo, mitad bajando. Diez mil miradas de reojo en el portal. Ocho mil en el del rellano del primero. Siete mil quinientos en el del segundo. Mil trescientas juntas de vecinos. Cuatro mil guiños a través del balcón. Doscientas veinte cartas equivocadas. Cuarenta y tres cortes de tensión. Un desalojo por termitas. Otro por las obras del tejado.

    Ahora nos vemos unidos por un pilar metálico provisional, mientras arreglan las tres vigas podridas del entresuelo. A través del agujero de mi cuarto de estar puedo ver su primorosamente decorado salón. Pero, ¡qué desgracia!. Nadie lo visita. Ni siquiera le he visto a usted entrar en él, salvo para que los obreros lo agujerearan.

    ¿Qué le impulsa a dejar una habitación como esa en ese estado, abandonada? No puedo imaginar dónde hace usted su vida. Aún no es tan vieja como para quedarse atada a una cama. Le oigo trastear en la cocina. Sé que baja a por la compra. Pero nunca entra al salón. Ni usted ni nadie. Nadie entra nunca en su casa.

    Comprenderá que si le escribo estas pobres líneas es porque siento algo por usted. Pero no se alarme. No quiero saber de su fortuna, ni de su vida pasada. Soy consciente de que hay un nombre tachado en su buzón desde hace cuatro años. Tampoco siento pena, no creo que sea lo que le conviene. Pero ese salón tan triste...

    Me gustaría alegrar su vida, quizá porque no encuentro con qué alegrar la mía. Mi familia voló hace ya muchos años, y el mes pasado me jubilaron de mi empleo en Correos. Las paredes de mi casa están grises, y me he dado cuenta de que nunca la he sentido como mía realmente. Esos muebles antiguos, esos cortinajes pesados...

    ¿No querría conocerme usted? Conozco lugares alegres en este viejo caserón. Antes de que pusieran los falsos techos del cuarto, coloqué una trampilla en él por la que a veces subo hasta los desvanes que se cerraron. Allí se conserva la vidriera de colores de la escalera, cuya luz animada ya no se filtra por el hueco que taponó el ascensor. Dirá que es infantil, pero quisiera llevarle hasta allí para que usted viera que aún quedan colores por descubrir. En ese lugar el mundo se vuelve ligero, como si no existieran las facturas ni las obras y como si el polvo sólo estuviera para permitirnos ver esos colores.

Suyo, Agapito.”

El maquinista de la Particular. 2006.

Sin comentarios (por esta vez)

 

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CONECTIN' PIPOL

    ¡Otro número sin Croquegrama! El Sopas ha prometido uno especial para el próximo número, pero entre tanto nos ha entregado cinco A-1 de castigo y este simpático pierdetiempo en el que se hace chanza de nuestros queridísimos verdu… esteee, profesores.

    El juego, similar al que hiciera Charmander con Paint unos números atrás, consiste en unir el nombre del pobrecillo hablador con su correspondiente en inglés. Y sorprenderse al ver lo que pueden llegar a significar algunas cosas. Al que nos envíe la solución a nuestra dirección de correo le haremos llegar un premio muy especial.

El Sopas. 2005.

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UN FESTEJO EDITORIAL

    La editorial Suspensoenproyectos Editions se congratula en proclamar a los cuatro vientos que su egregia publicación “El Croque”, faro, luz y guía de todo lo que es periodístico, ha cumplido CUATRO AÑITOS. Casi ná en un mundo en el que las casas no duran más de dos años en cada propietario.

    Parece que fue ayer cuando se fundó la Editorial y los primeros inmigrantes ilegales (antes de la regularización) repartieron copias del número 1 a los atónitos estudiantes que no hacían otra cosa que preguntar ¿qué es esto que me das?.

    Durante estos cuatro años el espíritu Croque ha tomado forma, reafirmándose en lo que originalmente fue y depurándose con cada número hasta llegar a un nivel óptimo de contundencia. (¿O no?)

    Como estamos muy muy orgullosos de haber dicho lo que queríamos cuando queríamos como queríamos y a quien queríamos (y a quien no, también) decidimos rememorar en este número especial algunos momentos clave de la historia. Por si a alguien le interesan, aquí hacemos un breve resumen que os podéis saltar olímpicamente.

    “Empezamos en octubre de 2002. Los primeros números eran un A-4 que enseguida se quedó pequeño. Con el primer aniversario (nº 5) introdujimos el A-3 y firmamos el convenio de colaboración con A.G.U.S.T.O. (¡qué gran momento!); también fue el año de la primera fiesta conmemorativa en Pitis y de la primera Polémicaaa.
    Con el segundo aniversario probamos a meter dos A-3, (nºs 10 y 10 bis) para presentar al primer Croquegrama en sociedad, junto al primer Parte de Guerra. También renovamos la vieja página web haciendo de ella algo moderno y estiloso (uouh).
    Con el tercero (nº 13) nos metimos a rediseñar el formato y abandonamos definitivamente el estilo apaisado (que no apaisanado) que nos caracterizaba. (Aunque al cambiar el formato nadie entendió cómo se doblaba y esperamos que este año aprendáis a hacerlo, pesaos). Durante el año pasado también hicimos el primer Concurso de relato corto fantástico-arquitectónico (que tan buenos resultados dio, publicados en el nº 15) y sacamos a la venta nuestras maravillosas camisetas. (Había ya unas chapas dando la chapa por ahí.)”

    En este cuarto aniversario nos honra poder seguir disfrutando del estupendo convenio que tenemos con las alegres monjitas de Torre de Oñate (ver imagen de la hermana administradora, “Sor Cibernética”, enviciada con nuestra web). Gracias a este convenio podéis fotocopiar nuestro boletín en Faster.

    Breve historia de Sor Cibernética.

    “Nació en Varsovia en 1928 de una familia humilde y protestante. La metieron a monja porque un día, saltando a la comba de pequeña, se dio un coscorrón contra la rama de un árbol, se quedó lela y ya no podía procrear (ni crear ni ir al recreo).

    Durante la 2ª Guerra Mundial la necesidad obligó al convento a sortear una plaza de prostituta de la que se benefició nuestra amiga. Viajó así de la mano de los pederastas más importantes hasta llegar al harén del papa Pío No—no he sido yo. Allí recuperó su cordura de un golpe en la cabeza con un cilindro canoso y carnoso muy contundente (todo hay que decirlo) y huyó a España para purgar sus terribles pecados en la reserva espiritual de Occidente.

    Así entró en la orden de las Ursulinas con Sandalias, arrojando al pasado todo su calzado sport. Durante un tiempo supo vivir alejada de la carne, pero encontró un nuevo vicio en las almendras garrapiñadas que la congregación producía en una fábrica clandestina. Se especializó y empezó a recorrer monasterios en busca de las mejores variedades, hasta que, en 1965, consiguió copiar la receta de un monje de Briviesca. Fue una operación arriesgada y secreta, realizada en un motel-club de Pancorbo, de la que es mejor no hablar.

    Tras hacer famoso a su convento con la nueva producción, se aficionó a la informática y, en 1995, descubrió que su verdadero vicio era la zoofilia. Internet le abrió todas las puertas, y una pequeña cobaya las demás. Y fue así como, buscando sexo con burros, encontró el canal de televisión con el que siempre había soñado: Pazo TV. Su programación saciaba sus más bajos instintos, sobre todo cuando emitía Cine Cinco Jotas.

    Así fue como entramos en contacto con A.G.U.S.T.O. (para que os podáis fotocopiar esto tan a gusto — coña reeditada”

    El resto, en próximas entregas. Y además de todo este rollo repollo queremos recordaros que estáis todos invitados a la Gran Fiesta Aniversario que se celebrará el próximo día 10 de octubre a las 10 y 10 en el andén 2 de la Estación de Pitis. Allí nos empacharemos a patatas fritas y hamburguesas, que serán gratuitas para todos los asistentes, y llenaremos una hormigonera con ketchup para tirarlo mejor a la vía y simular un suicidio colectivo. DJ Pazo amenizará la fiesta pinchando la discografía entera de Madonna, intercalando eventualmente alguna canción de Gloria Stefan como “Mi tierra”, “Alma caribeña” o “Into the Light”, canción que compuso tras estrellarse contra una hormigonera llena de ketchup que viajaba de Tucson a San Francisco. (Uy, qué casualidad)

    Os esperamos a todos.

sexo con burros, sí, mi favorito...

- Voy a entrar en Pazo TV...

El Croque. Octubre de 2006.

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¿QUÉ ES EL CROQUE? (EDICIÓN COMENTADA)

    El Croque es un proyecto que ha ido tomando forma durante largo tiempo, y especialmente en el pasado curso. Se trata de un medio de expresión independiente, al margen de toda asociación, y autogestionado por los propios editores.

    Hombre, mucho mucho tiempo tampoco fue. Pero nos lo parecía: tres meses o así. Por lo menos, lo de la independencia era y sigue siendo verídico a tope, y lo de la autogestión pues más o menos, con la ayuda de la prostitución de la Cúpula en la Casa de Campo alguna que otra noche para pagar el merchandaisin.

    Aquí no se impone ningún tipo de filosofía o criterio uniforme a seguir. Esta publicación, de carácter esporádico, está abierta a todo tipo de críticas, y tiene por finalidad denunciar todo aquello relacionado con la arquitectura, y que nos afecte, a nosotros los estudiantes, directa o indirectamente.
    No tendrá cabida en El Croque cualquier artículo que trate sobre un resentimiento personal hacia una persona en concreto, que esté íntimamente relacionada con el entorno de la ETSAM.
    Por el contrario, sí tendrán su hueco todas aquellas críticas dirigidas a organismos, departamentos, establecimientos o procedimientos que utiliza esta escuela.

    Lo de la filosofía o la línea editorial es cierto: no nos hemos ceñido a ninguna en concreto, estilillo aparte. Ahora bien, aunque hemos publicado prácticamente todo lo que nos ha llegado y casi todo iba de arquitectura, los resentimientos personales hemos de admitir que han tenido un cierto protagonismo en algunos números. Pero por ello hicimos una revisión de este artículo en la editorial combativa (ver nº 6).

    El Croque se distribuye esporádicamente (con menor frecuencia en las épocas de entregas y exámenes) por los diferentes puntos de la escuela donde se suele encontrar todo tipo de basura panfletaria. Debido a nuestro escaso presupuesto, y a nuestro disgusto por el desperdicio de papel, todo aquel que esté interesado en recibir El Croque directamente en su taquilla y totalmente gratis, ha de introducir un papel con el número de la misma, junto con otros datos que faciliten su rápida localización (como la planta, la proximidad a una clase, o cualquier otra referencia de interés) en la taquilla de El Croque situada en el sótano entre el taller de maquetas y el aula de dibujo del “museo”. Asimismo, todo aquel que desee colaborar con la redacción de El Croque, con artículos de cualquier tipo, deberá introducirlos en el citado lugar.

    La historia de nuestra taquilla fue breve y triste. Con un candado que le habíamos robado a la abuela, ocupamos una de esas taquillas de la planta Y. Pintamos con acrílico “El Croque” sobre ella, y esperamos a recibir algún artículo. Pero la visita que recibimos fue la de los “amigos” de delegación, que leyeron El Croque, y tras comentar que aquello era una genial idea, cizallaron el candado sin piedad (pobre candado). Ahora nos dedicamos a ocupar taquillas pero sin decir dónde están… y los artículos vienen vía e-mail desde el número 4.

    El Croque se define en contra de todo aquello que deteriore la imagen de la arquitectura, que la limite a un coto privado en el que renombradas personalidades hacen y deshacen a su antojo, fomentando el empleo de la misma para fines especulativos, individualistas, privados y elitistas.

    Cierto es. De hecho, el brazo armado de El Croque (que se hace llamar “Mateo Morral Apunta Bien”, MMAB) no ha parado de atentar contra todos aquellos que han manchado el nombre de la Arquitectura limpia, pura y sin fisuras. (¿Verdad, Moneo? Cómo quedó tu Maternidad tras nuestro paso… El Windsor, la Torre Espacio… combustión espontánea en general…)

    El Croque, simplemente, es un lugar donde cuatro chiflados se desahogan arquitectónicamente (y desvergonzadamente) de todas las bobadas que les rodean. Y si algo ha de caer, caerá.

    Esta frase se añadió a última hora al artículo original, por eso de quitarle seriedad a lo que no dejaba de anunciarse como un “boletín de crítica arquitectónica MACARRA”. Es a lo que siempre hemos sido más fieles.

El Croque. Octubre de 2002 y de 2006. 

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