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El Croque  nº 6

(noviembre 2003)

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"DUÉLETE DE ESA PUENTE, MANZANARES
MIRA QUE POR AHÍ DICE LA GENTE
QUE NO ES RÍO PARA MEDIA PUENTE
Y ELLA ES PUENTE PARA TREINTA MARES"

UNA EDITORIAL COMBATIVA

FAUNA

ACERCA DE LA PUREZA -y de la libertad-

LOS TRES ARQUITECTITOS

(CLARO)

LAS PARODIAS DEL CROQUE #2: "LA CASA CROQUIS"

LA POLÉMICAAA #2: ATOCHA Y MONEO

EL RINCÓN DE PAZO #6: LA CASA DE PAZO

 

UNA EDITORIAL COMBATIVA

    ¡Refúgiate en tu soledad, amigo mío! Te veo aturdido por el vocerío de los grandes hombres, y los aguijones de los mediocres. El bosque y la roca son excelentes compañeros de tu silencio. Vuelve otra vez a ser como ese árbol frondoso al que amas, que se alza silencioso y vigilante sobre el mar. La soledad termina donde empieza la plaza pública; y donde empieza la plaza pública comienza también el vocerío de los grandes comediantes y el zumbido de las moscas venenosas. En este mundo, las mejores cosas no tienen ningún valor como no venga alguien y las ponga en escena. A estos actores la gente les llama grandes hombres. La gente no sabe muy bien qué es lo grande, es decir, lo creador, pero se queda encandilada con todos esos comediantes que ponen en escena cosas grandes.

Friedrich Nietzsche, “Así habló Zaratustra”

    Ecos resuenan acerca del incumplimiento de la normativa interna del Croque por la Cúpula Editorial. Cierto es que aludimos a unas personas directamente relacionadas con el entorno de la ETSAM, cosa que, en un principio, prometimos no hacer. Pero como rectificar es de sabios, y bajo la fortaleza que nos da el sombrío anonimato, hemos decidido hacer como los hermanos Marx y, recortando la parte contratante de la primera parte, quedarnos con lo que de valioso tenía la susodicha normativa. Básicamente, ha quedado reducida a: “Y si algo ha de caer, caerá”.
    (Lo que se publica para general conocimiento. Inscrito en el Registro de Chorradas Justas, Archivo de San Millán de la Cogolla, legajo 87666, folio 98, renglón torcido)

    Pocos amigos mantendremos en esta nueva etapa de furor y sangre que inauguramos. Nietzsche ya lo advirtió en su momento, pero nos gustaría incitar a la reflexión que proponía en el párrafo arriba reseñado. “Refúgiate en tu soledad, amigo mío”. Y es que no es normal que los estudiantes de esta laureada escuela nos vengan con discusiones de salón sobre el color del hormigón como si así estuvieran empezando una revolución o algo parecido, cuando desde YA se les nota que lo que quieren es figurar en la página del Tendencias del sábado que viene. ¿Qué vamos a aportar? ¿Qué vamos a cambiar? ¿Acaso trepando por las cuerdas que otros tendieron llegaremos a un lugar diferente? ¿No os dais cuenta de que no hay necesidad de descubrir nada nuevo? Todo lo que salga de tu mente, mientras muestras tu apoyo incondicional a una tendencia es un producto social, es un bien de uso-consumo-desecho. “Se produce un juego con los planos que forman la cubierta que nos recuerdan las alas de una mariposa”, “un proceso de reinterpretación proyectual me guía por un sendero de luces y sombras, magnífica influencia de la arquitectura japonesa, magmánima cumbre de la cultura contemporánea...”. ¿pero qué me estás contando? ¿no has escuchado a Nietzsche? ¡sobran grandes hombres! ¿queréis ser comediantes? Las cosas (y las casas), para ser por lo menos “verdaderas” (que ni siquiera buenas), han de estar al margen de las tendencias, pues es claro que cualquier arquitectura mínimamente sólida durará más que la mayoría de esas tendencias. Los decorados sobran... lástima que hoy no sepamos vivir (o sobrevivir) sin ellos alrededor. Clínex de comediantes para bulímicos desesperados.
    Escúchales al menos, utilízales, toma todo lo que te puedan aportar; pero hazlo desde tu colina y nunca bajes a la plaza pública; allí sólo hay moscas venenosas que te infectarán de su moral-creencia-estética-ambición-religión-diversión-presión-miedo para conseguir una arquitectura de alivio instantáneo, de placer perecedero, virtual. Una arquitectura de mierda.

El Croque. 2003.

@-© 2003 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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FAUNA

    Resulta asombrosa la influencia de esta Escuela en el comportamiento de su alumnado. Es casi como si una extraña presencia turbase lo más profundo del alma de cada persona que por ella pasa, transformándola en un ser a su medida que lleve el sello de la ETSAM en la frente de por vida.
    Me adentro, sin duda, en un intrincado laberinto de personajes kafkianos aturdidos por el fétido hálito de ETSAM, el monstruo de siete cabezas con una de ellas orientada al norte para poder dibujar mejor.
    Como toda clasificación, esta que yo me dispongo a enunciar está llena de inexactitudes y pequeños despistes, pero espero haber conseguido mi meta, consistente en la creación de una "plantilla" que permita clasificar a toda la fauna de la Escuela.

    Para comenzar escojo al grupo que he decidido bautizar como intransformables. Son personas de todo tipo que entran un día en clase con su ropa, su manera de hablar, sus amigos de siempre, y pasan ocho años (o más) y salen con un título bajo el brazo exactamente igual que entraron. Esta gente se empapa de elevados conocimientos (o no), pero no cambia su apariencia ni su identidad nunca. Dentro de este grupo encontramos a heavys (que se encuentran actualmente en peligro de extinción), a bacalutis (que al contrario de los heavys, cada vez son más), y a pijines, que van varían desde pijos modestos (con pantaloncitos “culiprietox”, falditas “solomilloquetecrió” y ansias de mucho más pero con grandes frustraciones) hasta los más altos niveles de pijotería jamás conocidos (los de bronceado en invierno por esquí o rayos UVA de Hortaleza). Además, aparece una extraña rama de gente a la que podríamos llamar incalificables, que no poseen ningún rasgo común, pero que se reconocen por sus pequeñas obsesiones/adicciones y extrañísimas manías (les gustan los trenes, los pájaros muertos, usar el Linux, plotear en rollo, suscribirse a la prensa universitaria, coleccionar tirafondos, traerse la ensaladilla rusa de casa y un largo etcétera)

    Siguiendo con los grandes grupos, tenemos a los que llamaré arquitectos. Esta gente se ha dado cuenta de lo bien que suena la palabra arquitecto, tan larga, tan sonora, tan complicada de escribir, arquitecto, arquitecto, arquitecto, arquitecto, arquitecto. No van a esperar a tener ningún título (esto para ellos es un mero trámite) son arquitectos desde que se plantean serlo. Son los que en veinte años tirarán la Plaza Mayor para colocar un cubo luminoso. Puede que lleguen aquí modestamente, pero una vez dentro del círculo, su modestia muere y ya son arquitectos. Tenemos tres grandes subgrupos:

    Primero encontramos a los bohemios, que son bastante inofensivos y envidiados. No se meten con nadie, y van a su rollo bohemio, procurándose una vestimenta apropiada a su nivel, para conseguir una apariencia más elevada. Está muy demandado, pero muy pocas personas pueden evolucionar a bohemios si no hay algo innato que se lo permita. Esto explica la proliferación de falsos bohemios que pueden ser más o menos lamentables, incluso pudiendo llegar a rozar el patetismo. Un falso bohemio suele ser ese empolloncete competitivo incapaz de entablar amistad con nadie si no es por interés. Es esa gente que no es nada y quiere ser algo, pero sin tener que soportar a nadie. No se gustan ni a sí mismos, por eso no leen El Croque, por si acaso algo de lo aquí escrito les recuerda su mediocridad.

    Después tenemos a los señores, que se caracterizan por intentar emular a sus superiores vistiendo y actuando como ellos. Esta estrategia, a mi juicio de las más dignas, se basa en el principio de admiración/imitación. ¡Cómo te admiro! Pues ya que no soy tu, te imito y así algo se me pega. Esta raza es admirable, ya que al contrario que otras, no está aprobada socialmente, lo que hace de sus devotos gente extraña y marginada que no obtienen apenas nada de su apariencia. Esta práctica se comienza a dar en los últimos años de vida estudiantil, pudiendo incluso encontrar en esas latitudes, a grupos de señores felizmente unidos. Al igual que los pokémon, hallaremos que los pijos pueden evolucionar a señores con el correr de los años. Esto también puede pasar con cualquiera de los demás, pero sólo los pijos acabarán la carrera con una cámara digital de cinco velocidades y un paralex para las cuatro dimensiones del espacio-tiempo.

    Finalmente, dentro de los arquitectos aparece un grupo llamado alternativoides. Podríais pensar que esto es lo mismo que un bohemio, pero no. Los bohemios no van en grupo, son seres individuales. Los alternativoides lo hacen todo en grupo. No son nada en sí mismos y precisan de su manada. Crean asociaciones inútiles en su mayoría, dan fiestas extrañas, pegan carteles de colores... En fin, parece que dominan la Escuela.
    De ellos parten todas las iniciativas, y sólo a ellos se les escucha, porque son un buen grupo, y meten mucho ruido. Existe una rama joven de alternativoides conocidos como chupipetas, llamados a recoger el testigo de los padres alternativos. Por ahora no tienen mucho poder, pero sus redes de captación de socios se extienden por todas partes, y la gente incauta cae en sus garras atraídos por el poder que da el grupo. No piden mucho para entrar en su lista de juventudes alternativoides. Bastará con rapear entre horas, llevar rastas verdaderas o postizas (peor las últimas), o tener pendientes en lugares recónditos. Si se carece de estos atributos será suficiente con invitarles a un par de petas.

    El último gran grupo como tal, son los desapercibidos. Son esa gente que nunca habías visto. Son esas personas que se esconden sin querer, que nunca llaman la atención de nadie, ni siquiera del profesor, que actúa como si no los viese. Muchas veces son gente que viene a clase y se va, que no tienen vida social. Pero en otros casos, es gente que siempre ha estado ahí y no los has visto. Son como una especie de fantasmas que vagan sin rumbo por los largos pasillos de la Escuela, llevándose el Croque a escondidas de los corchos.

    Para acabar matizaré que hay un gran número de personas que no pertenece a ninguna raza en concreto. Son una especie de chuchetes sin pedigrí que muestran influencias de diversas razas, pero no acaban de decantarse. A mi juicio, este es el grupo más numeroso, ya que conseguir la pureza en las razas es realmente difícil. Son los inclasificables. Te despistan constantemente. Hoy con camisita, mañana una camiseta negra de Iron Maiden. Hoy el pelo largo y lacio, mañana lo llevo corto y verde. No se sabe de qué van. Fumando con los chupipetas, y al día siguiente de marcha por Pachá.

    En fin, que todo esto es muy complicado. Espero al menos que hayáis encontrado a qué especie pertenecéis. Y no vale meterse en inclasificables de cabeza.

Albaralto. 2003.

@-© 2003 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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ACERCA DE LA PUREZA -y de la libertad-

    La luz es maravillosa. Entre las hojas de los árboles, sobre el agua estancada, quieta en el aire mismo aguardando el momento de caer... Hace brillar las figuras y a la vez nos las esconde. Revela por apenas unos instantes lo que es y lo que deja de ser. Ilumina unas formas que, cambiantes cada escasos segundos, significan percepciones cuyo valor está íntimamente ligado al tiempo en el que acontecen, y si mientras suceden son de una inmensa belleza, fuera de él son mera anécdota.

    Pero tras esos contenedores formales se esconden unos conceptos que trascienden de cualquier medio. Es por ello por lo que percepciones sobre hechos físicos, como la lluvia, se pueden expresar de múltiples modos: pueden convertirse en ritmo, en las notas de un piano, en las palabras de una poetisa, en los pasos de un bailarín, en el tacto de una escultura o incluso en la estructura de un edificio. Cuando la voluntad de la naturaleza toma forma como aprehensión del pensamiento, entonces el hombre es hombre y manifiesta su razón por encima del resto de animales. Se sabe testigo de la presencia de algo puro y para nada efímero, que tiene sentido en sí mismo y que originalmente es ajeno a él y, si la virtud se lo permite, puede trasladar esa sensibilidad, que será dolor y amor, a cualquiera de las artes comunes.

    El haber sabido traducir esa pureza a un lenguaje más accesible es lo que ha distinguido a los genios del pasado y del presente: Miguel Ángel, Cristóbal de Morales, Monet, Leonardo, Velázquez, Picasso, Chaplin, Bob Dylan, Michael Stipe o ¿por qúe no? Le Corbusier, Alvar Aalto, etc.

    Tampoco hay por qué engañarse pensando que cualquier cosa que nos tratan de hacer creer que es arte lo es: ahí está el caso de pintores mediocres, como Miró, que han pasado a la historia. Esto es cierto más aún en estos tiempos en los que con tanta ligereza se habla de que esto o aquello es Arquitectura, o Pintura, o Escultura o Música... sin duda también debido a la creciente influencia de los medios de comunicación(-manipulación).

    Ocurre que en esta sociedad de la sobre-información (y paradójicamente, también de la desinformación), del control para los que están arriba y de las libertades absurdas para los que están debajo, el ser humano ha empequeñecido. Moda, imagen, apariencias,... juegos de lo que se debe ser cuando no se puede ser nada. El mundo ya no se para a pensar y se ha perdido en la recreación sobre la figura, sobre la forma y sobre aquellas cosas transitorias, dándole el valor que corresponde a la pureza. Es la cultura del consumo, de la necesidad de lo tangible, del placer mezquino, de la avaricia, de la imagen (el modelo impuesto sin necesidad) y de todas aquellas cosas que convierten al hombre en animal. Viste así, habla de esta manera y sobre estos temas, ten estas ideas, escucha esta música, haz muchos amigos (es importante ser popular), sé guapo/a e interesante,... y di que el sistema no funciona (eso sí que tiene gracia).

    En la Escuela de Arquitectura tenemos suerte: abunda mucha gente de este tipo. Se creen liberados, artistas, constructores del momento e incluso dueños de él, y dentro de este inmenso grupo los hay de dos clases: unos que sólo piensan en destacar (amigos de falsas amistades que constantemente dan muestras de una complicidad lamentable); y los otros que, con una prepotencia a la altura de su ego, sufren una obsesión tremenda por el “carpe diem”, entendiendo que cada segundo de su vida debe ser dedicado a su propia satisfacción. Ambos buscan desesperadamente refugio en lo primero que tienen a su alcance (placeres sensibles y cosas transitorias) y su preocupación por ellos mismos les impide pensar globalmente, de modo que no se dan cuenta de toda la basura que les rodea. No tienen oídos. Son tan afortunados de poseer una felicidad estúpida y asequible como desgraciados como para no comprender que el mundo abarca más cosas a parte de su “yo”: más dolor, más alegrías y más cosas sinceras que están por encima del valor de su vida. Pureza. Quedan tan pocas personas capaces de apreciarla que esto pierde ya el sentido.

    Abre tu mente, despójate de ti (como reducción desinteresada de tu ego a la nada) y siente lo que te rodea. Escucha los árboles, observa el aire... y luego la luz... la música... la arquitectura...

EIIRP. 2003.

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LOS TRES ARQUITECTITOS

    Érase una vez en un país muy lejano llamado ETSAM vivían tres arquitectitos que se dedicaban al mundillo de la arquitectura como era de esperar. El primero se llamaba Mies van der Rohe y era un vago empedernido (ver “Historia de un vago empedernido I y II”) casi siempre se encontraba tumbado a la sombra de un árbol o construyendo peceras donde vivir. El segundo de ellos se llamaba Le Corbusier que era muy práctico aunque un poco pedante y excéntrico, solía pintar en pelota picada, diseñar hombrecillos por series de Fibonacci y razones aúreas y su pasión era hacer viviendas de protección oficial para descerebrados burgueses adinerados (así está el mundo). El último arquitectito era un joven enloquecido que se dedicaba a construir edificios ilógicos. (Aunque muchos se apresurarán a decir cuánta lógica tienen) su nombre era Frank Gehry.

    Estos tres arquitectitos iban un buen día andando por este remoto país cuando a Le Corbusier se le ocurrió una feliz idea -¿Porqué no hacemos tres casitas para independizarnos de nuestras respectivas familias? Así conseguiremos eludir los altos precios de la especulación inmobiliaria. En el país ETSAM también tuvieron problemas especulativos relacionados con los ministros del PAU (Partido arquitectónico ultraderechista) que se quedaron con todos los Eypos arquitectónicos de medio país. Como podía esperarse, a Mies no le hizo ni puta gracia la idea de trabajar, pero como vio que sus compañeros se pusieron manos a la obra él hizo de tripas corazón y se diseñó una casa.

    Llegó el invierno y los tres arquitectitos se resguardaban en sus casitas. Pero no se daban cuenta que un ser maligno les espiaba detrás de los arbustos. Este era el ministro del interior del país ETSAM que vio como estos tres personajes eludían sus responsabilidades para con el estado. Este ser, que muchos cuentacuentos trasladan a la figura del lobo, no era más que un especulador inmobiliario que tenía todos los métodos al alcance de su mano para joder la vida de la gente desprovista de hipotecas.

    Así pues llegó a la casa de Mies (Farnsworth) y dijo: -¡Coño!, si es una pecera con estructura de metal, ¡qué bonito!. El especulador vio que si invocaba una inundación del río próximo, la casa se salvaría; pero, ¿y si llegara de improviso una ola de frío polar que asolara a toda Norteamérica? Así pues este ministro invocó la borrasca más importante de los últimos tiempos y claro, lo que antes fue una pecera, ahora era una nevera de cristal, lo que obligó al arquitectito Mies a emigrar a California, donde en Santa Mónica su amigo Gehry se había edificado una casa de muchos y variados materiales.

    Pero el especulador acompañó a nuestro arquitectito a través de este arduo viaje, y al ver la escombrera donde vivían y las telas de gallinero que cubrían ciertos cerramientos de la casa probó de nuevo la operación anterior,... lo que le fue imposible debido a las latitudes tan meridionales. Decidió enviar un terremoto pero la obra, aunque parecía inestable sí que se sostenía, aunque a duras penas. Pero por miedo a que se cayeran los prismas de vidrio que cubrían ciertas estancias de la casa decidieron emigrar a la vieja Europa donde, en Suiza, el último de los arquitectitos vivía con su madre en un “vagón de tren aderezado”.

    Llegaron a Suiza donde el especulador no pudo utilizar el frío, combatido perfectamente por el aislamiento; tampoco funcionaba ni la humedad, ni los terremotos, ni siquiera los chanchullos legales. Así que recurrió a lo que nadie se esperaba: manipuló los niveles freáticos del terreno de tal forma que la casita se partió por la mitad como si fuera una barra de pan (Esto es verídico a tope) Por lo que decidieron hipotecar los gayumbos mágicos del Corbu y comprarse un zulo de 2 X 2 metros donde vivieron felices con cuatro inmigrantes marroquíes que surtían de hachís a toda la comunidad; lo que le vino muy bien a Gehry para enloquecer del todo, a Le Corbusier para engancharse a la droga e ir a buscar el opio de Chandigahr y por último a Mies para alegar fiebres tifoideas en la cola de la Seguridad Social y olvidarse de currar por unos pocos años más. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

    MORALEJA: Ni se te ocurra intentar engañar a los peperos. Aunque parecen tontos, cuando hay dinero de por medio no se andan con chiquitas. Siempre es mejor vivir con unos inmigrantes en un fumadero de hachís a vivir en una casa destrozada por tu ignorancia. MUCHAS GRACIAS

Un humilde estudiante. 2003.

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(CLARO)

Uno y una se encuentran en el autobús.

- ¡Eh, qué tal!
- Bien, ¿y tú?
- Bien. Oye, ¿qué tal con tus proyectos?

a) Me dan por el culo un día sí y otro también.

b) Tirando (La verdad es que no me apetece hablar de ello).

c) Bah, bien. Ahora estoy haciendo un museo para sombreros.

    Ahora sería el momento en que tú empiezas a contarle tu proyecto todo ilusionado. Y entonces ella a veces no te entiende, otras piensa que estás loco, otras ni siquiera te escucha, y las menos, empieza a desvariar contigo, y te surgen ideas, y tú te emocionas, y ella se emociona y te dice que está muy guapo, y tú te lo llegas a creer... (me he enamorado)... y entonces te tienes que despedir, que llegó tu parada de autobús. Y llegas a casa y no paras de dibujar en 2 horas hasta que en el 99% de los casos lo dejas todo con dolor de cabeza y en las mismas que al principio.

    Pero bueno, en este caso no ocurrió así. Podemos decir que me pilló en un buen día y le contesté la respuesta c). Pero no le hablé del proyecto.

- Bah, pues no sé si te habré dicho que el padre de mi novio es arquitecto y...
-...está montado. (Es que me lo sé de memoria. Esto lo hemos dicho los dos a la vez)

    Y me sigue hablando de que tiene no sé cuántos coches, una casa muy “extraña” en la sierra (esta palabra en sí no está mal, pero en Madrid me da un asco que estoy por decirle: “pues ala, ala, a la sierra, que ahí si que hay naturaleza... y pijos, pero estos solo salen de sus cuevas los fines de semana y parece que son una especie en expansión. España va bien.), y otra en Alicante (que sí, que hace mucho calor y es divino de la muerte), y otra en Afganistán y un yate en Honolulu.

    Y... ¿qué haré yo cuando tenga dinero? No, no. Yo no voy a tener dinero. No, nunca (no digas nunca más nunca). ¿Y para qué quiero tener 3 casas y 3 coches? Pues eso ahora os lo cuento: la teoría de la envidia.

    Pues bueno, somos 10 arquitectos y una secretaria en el estudio. Yo soy el que puso el negocio, el que arriesgó su pasta. Y como tal tengo que ganar MÁS, porque menganito no puso nada, y yo puse todo. Y él no se arriesgó; y yo sí y... bueno, y... y... porque sí, joder. Y qué decir de la secretaria. Ésa gana la mitad que mis empleados. Y ya tiene bastante. Con que le llegue pa´ pagar el alquiler y los caprichos de su hijo de diez años ya tiene bastante. Y joder, ella estudió menos que yo y seguro que se gastó menos dinero en toda la carrera que yo en un cuatrimestre en SANCER. Y yo... y yo me pasé una media de 12 noches sin dormir cada cuatrimestre, mientras que ella dormía cojonudo todos los días. Y... joder, todo el mundo sabe que tiene que ganar menos, ¿no?, todo el mundo lo sabe, ¿no?, oye, tú lo sabes, ¿no?

-Claro, claro. El mundo funciona así.
-(Claro)

Guaynot. 2003.

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