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El Croque  nº 16

(mayo 2006)

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YA EL CAMPO ESTARÁ VERDE,
DEBE SER PRIMAVERA.
CRUZA POR MI MIRADA UN TREN INTERMINABLE
EL BARRIO DONDE HABITO NO ES NINGUNA PRADERA
DESOLADO PAISAJE DE ANTENAS
Y DE CABLES

 

UNA EDITORIAL SIN MOTIVO

CROQUE'S NEWS

Opinión

REGRESO AL PASADO

CAFÉ PARA TODOS

AQUÍ EMPIEZO
 

Terror en la ETSAM

HOMO PROYECTUALENS

CARNAVAL ARQUITECTUAL

QUÉ TENDRÁ LA ESCUELA

BUROCRACIA

YA NO ME ACUERDO...

YO Y MI AGUJERO
 

Pazo Words

EL ESPÍRITU CROQUE... ¡está en todas partes!: LOS SENTADOS

EL  CONSULTORIO DE PAZO

Pierdetiempos

LA POLÉMICAAA #12: SEÑORA!!

PARTE DE GUERRA #18

EL RINCÓN DE PAZO (O NO)#12: MUSEO ROTO 

LAS PARODIAS DEL CROQUE #5: "ERA UNA IDEA (la arquitectura)"

LOS JEROGLÍFICOS DEL CROQUE #1

 

UNA EDITORIAL SIN MOTIVO

    Continuando con nuestras obsesiones, hemos rebuscado entre la miseria que más nos gusta. Adentrándonos en la cada día más triste e inútil página web de la ETSAM, nos dimos de bruces con un extraño informe que trajo a nuestra memoria palabras repetidas por bocas sin motivos ni argumentos.
    ¿Quién dijo que esto era la mejor escuela del mundo? ¿Fuimos nosotros? NO
   ¿Fue Cabrero enojado ante el desprestigio? (véase croque nº 10). NO. Entonces, ¿quién tuvo la brillante idea de proclamar tal cosa? Pues fue claramente una persona que sólo había leído el primer párrafo del susodicho informe escrito hace trece años (casi nada) por Kenneth Frampton.
    Como opinamos que se ha hecho una sinopsis incorrecta (bastante kitch, infantil e incluso postmoderna), hemos decidido recuperar algunos párrafos del informe a los que por alguna extraña razón, nunca nadie en esta escuela se ha referido:

    “[...] El profesorado debiera tener, hasta donde la economía lo permita, dedicación a tiempo completo. Las prácticas dependen en grado sumo de la participación a tiempo parcial de importantes y reputados arquitectos radicados en la capital. Este sistema no está exento de ciertos abusos, pues los profesionales están demasiado ocupados para poder llevar a cabo una enseñanza eficaz.

    [...] (Hablando sobre el PFC) Durante mi visita he notado que los criterios de selección corren a cargo de un comité examinador formado ad hoc integrado por profesores dispuestos a discutir el caso defendiendo a unos alumnos frente a otros. Este sistema tiene visos de ser incontrolable e incluso perjudicial, especialmente cuando se hace evidente que algunos profesores gozan de mayor prestigio que otros por su reputación de arquitectos fuera de la Escuela.
    Este hecho puede estar de acuerdo con la categoría de los arquitectos en cuestión, pero es injusto para aquellos alumnos que casualmente se han encontrado dirigidos por profesores de menos renombre y con menos poder dentro de la jerarquía de la Escuela, puesto que los argumentos a su favor que pueda esgrimir un profesor joven no tienen el suficiente peso para el comité examinador.

    [...] Por último quiero destacar que aunque hay muchos profesores competentes y trabajadores, la mayoría consideran la Escuela como un medio que Bordieu denominaría de acumulación de capital simbólico.. Los intereses del alumnado están subordinados a los del profesorado y los intereses del resto de la sociedad pertenecen sencillamente a otro mundo. ”

Kenneth Frampton & El Croque. 1993 - Abril de 2006.
 

CROQUE’S NEWS

    ¡Por fin se ha celebrado el primer encuentro internacional-entrega de premios del entorno Croquense! A tan especial evento asistieron numerosas personalidades del entorno corrupto, así como los ganadores del Concurso de Relato Corto Fantástico-Arquitectónico. La gala fue todo un éxito y los ganadores recibieron sus premios de la mano del Minotauro Triste. Además, contamos con la actuación de una pareja fornicando en la escalera de incendios, demostrando una vez más lo bien que se vive fuera de la ETSAM (y lo útil que resulta una escalera de incendios). Sin embargo, nos quedó un sabor agridulce debido a la pérdida parcial de nuestro sombrío anonimato, por lo que estamos planteándonos reducir nuestros actos públicos a la fiesta-aniversario en la estación de Pitis.

    Por otra parte, aprovechamos para promocionar nuestras fantásticas camisetas croquenses. Ya existen algunos afortunados que gozan de ellas y las lucen en clase de Proyectos, para dolor visual de nuestros profesores. No esperes a ser el último pringado que colabora en la financiación de los proyectos corruptos del Croque. Visita nuestra web para enterarte de los detalles y envíanos una petición al e-mail en caso de estar interesado en poseer tan imprescindible prenda.

    El Croque os vigila. Besos.


EL CONSULTORIO DE PAZO

    Nos llaman de (la calle) Albacete.

    - He ido esta tarde a la Escuela y no me han dejado entrar por no llevar un carné caducado que hace dos años he pedido a Secretaría. ¿Qué puedo hacer?

    - Ante todo, mucha calma. Recuerda que nada es para siempre. Toma una lata de gasolina (llena) y acércate a Dirección un viernes por la tarde. Asegúrate de que no haya nadie dentro y deja volar tu imaginación.
    A todos nos gusta la tortilla de la Escuela, por eso si no podemos tomarla, nos volvemos agresivos. Pero como buen pedante que soy, te recomiendo verdaderamente que te calles como un gatito manso, agaches la cabeza, te marches a tu casa y le cantes una nana a tu abuela.
    Lo de antes no tiene sentido. La adrenalina, ya se sabe...

    Envía tus consultas a Pazo a través de nuestro correo elcroqueweb@hotmail.com

El Croque & Pazo. Mayo de 2006.

@-© 2006 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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REGRESO AL PASADO

    Debía ser a finales del año ochenta y seis. Yo vivía en una neblinosa ciudad de provincias inmerso en un ambiente de ternura y atención por parte de mi familia. Era el segundo nieto de mis abuelos, que vivían en la planta de abajo. Mi madre me atendía veinticuatro horas al día, y sólo me abandonaba para ir tres o cuatro veces por semana al conservatorio, donde aprendía a tocar el piano. Mi padre, durante su ausencia, solía prepararme tortillas francesas que tenían la singularidad de ser cuadradas (cosa que a mí me entusiasmaba). Mi hermana mayor, la verdad, nunca fue muy normal; de hecho siempre se mostró bastante enigmática. Yo me entretenía quitándole los juguetes o jugando con ella, aunque no solía entender mis juegos.
    Flotaba yo en un mundo donde lo único malo eran los eventuales encuentros con la autoridad de mi padre (siempre suavizados por la bondad de mi abuelo) y los cada día más frecuentes ataques de aburrimiento que con el paso de los días me agobiaban.
    Yo quería tener amigos, pero en el parque nunca era capaz de relacionarme con otros niños. Quizás era muy pequeño, quizás no tenía costumbre; el caso es que me aburría muchísimo y me ponía pesadísimo retozando por el suelo y pidiendo que alguien jugase conmigo. Así que, debido a estos acontecimientos, se precipitó el momento de llevarme a la guardería para que conociera amiguitos.

    El primer día, mi madre debió comentarme una serie de cosas que no recuerdo acerca de lo fantástico del lugar al que me dirigía y, para embaucarme mejor, me dio una especie de panfleto o catálogo con dibujos y letras del que apenas recuerdo más que el formato y la maquetación de algunas páginas. También me dio un bolígrafo. Supongo que me dijo que podría dibujar sobre el panfleto en la guardería.
    Caminamos un minuto y enseguida llegamos. Aquello era un segundo piso en el que una ama de casa había dispuesto una mesa en el salón con un banco corrido y unas cuantas sillas para colocar a los niños y tenerlos tranquilitos. Muchos de vosotros seguro que fuisteis a guarderías con pelotas de colores, sillas pequeñas, un montón de juguetes y una casita de plástico; pero yo no. Yo estaba allí en aquel cuarto sórdido y rancio donde algunos niños parecían atareados en nobles labores.
    Así que mientras mi madre hablaba con Mari Carmen (así se llamaba la profe) debieron decirme que me sentara en la mesa, y supongo que viendo a otros niños trabajar en algo, ni corto ni perezoso saqué mi panfleto y mi bolígrafo y me puse a garabatear todo aquello.
    De repente, sucedió algo que no esperaba. Esa mujer se acercó a mí, me preguntó algo que no recuerdo, me quitó mi panfleto y mi bolígrafo, y me encomendó otra tarea que tampoco recuerdo. Mi madre ya no estaba y yo quería llorar, pero esa señora era desconocida y rara, ¿serviría para algo? En vez de llorar debí enfadarme, aunque supongo que acabé haciendo lo que me mandaba. Este fue mi primer contacto con la frustración que siente el incomprendido que dibuja garabatos. No se cuánto tiempo estuve pintando aquel catálogo, pero mi recuerdo es que fue poco, aunque intenso y divertido.
    Nunca volví a ver mi panfleto. 

* * *

    Octubre de 2006, eran las siete y media de la tarde de un miércoles. Tras nueve cursos de proyectos todavía existía alguna esperanza de que estos profesores no fueran tan estúpidos como parecían. De sus monólogos cada vez más aburridos y contradictorios, había sacado algunas conclusiones en limpio que me daban esperanzas y alumbraban la posibilidad de un curso de proyectos extraño pero enriquecedor. La gente comienza a mostrarse indiferente. La situación nos supera y nos aturde. Sus palabras flotan en el aire y se desvanecen. (…). Perdieron su oportunidad, ya no nos interesa lo que dicen.
    Por fin el día de las primeras correcciones… “Este me interesa, este no. Esto tiene buena pinta, este no. ¿Quién ha hecho esto? Que salga por favor.”
    Ahí sales tú, hablas un rato (por lo menos me dejan hablar –pensé yo-). Hablas y hablas, pero no escuchan. Se aburren. Su mirada denota el poquísimo interés que tienen en lo que estás planteando. Les interesan otras cosas: sus inquietudes. Me separan 30 años de sus inquietudes, ¿no lo entienden?, ¿Qué hay de las mías, es que no importan nada?
    No, no importan. Mis inquietudes son garabatos para su intelecto. Entonces esa mujer se acercó a mí, me preguntó algo que no recuerdo, me quitó mi panfleto y mi bolígrafo, y me encomendó otra tarea que tampoco recuerdo. (…). Nunca volví a ver mi panfleto.

 

La paja. 2006.

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CAFÉ PARA TODOS

    La ETSAM es como una entrañable cafetera proyectual. Todos los días, centenares de proyectos distintos (o sospechosamente parecidos) hierven en nuestras cabecitas, esperando el momento de salir impresos por algún sitio. Y tanto hervor acaba por reblandecer los sesos; tanto, que a veces quisiéramos inundar al mundo con nuestro aromático y torrefacto café…

     “- Cuando éramos estudiantes, habríamos extendido el proyecto por toda la ciudad”...

    ...dice el profesor, después de haberse extendido sobre las cabezas de sus alumnos en una expansión infinita. Evidentemente, éste hombre había hecho muchos proyectos…

    …aunque los proyectos de arquitectura estuvieran lamentablemente limitados en la práctica al estrecho margen de su solar. Qué frustración, no poder cubrir la Castellana con strips de colores... 

    “- Si fueran strippers todavía, dijo el funcionario, pero los strips están prohibidos por la ordenanza. Lo siento”. Y colgó.

    Muchos arquitectos se graduaban en la lucrativa especialidad de Edificación, pero hasta que no escuchaban el clic metálico no comprendían que no harían nada sin el Urbanismo, el marco jurídico de la arquitectura (aplicada). Mientras se creaba el Plan 96 (y aún después) tuvieron que convencer a concejales deseosos de mucho más para que sus proyectos avanzaran en todas las direcciones del espacio.
    De vez en cuando, los arquitectos intentaban convertir alguna que otra ciudad en su escaparate personal, sin mucho éxito. Todo lo más, conseguían alinear sus cosas con las de los demás, como en el disciplinado estante olímpico de Barcelona. Los tiempos, sin embargo, empezaron a cambiar.…

    “- El concurso del Museo de A., cuyas bases se presentaron ayer ante el notario D. H..., ha causado una gran impresión entre los medios de comunicación, tanto por su tamaño como por su representatividad.” , dijo el locutor, excitando los oídos de las billeteras...

    ...demasiado pronto. Cuando el alcalde anunció el fallo, no pudo evitar reconocer que si había ganado el del proyecto más feo era por que los demás concursantes habían incumplido las bases que acumulaban polvo en sus cajones (y en los del Notario). Los ciudadanos casi lo linchan: dejaron claro que preferían que un proyectista invadiera el lugar a que la ciudad envolviera su proyecto. Y es que el incumplimiento consistía en, después de haber dejado medio vacío el solar con un edificio de formilla molona, tirar todas las casas de los alrededores que les parecían feas y colocar allí la edificabilidad que no les había cabido.

    La cafetera humea y silba…

    “... la ciudad verá resuelto el histórico problema de la barrera ferroviaria mediante la construcción de una variante, que permitirá liberar los terrenos necesarios para su financiación, según ha declarado hoy el concejal de Urbanismo a esta cadena.”

    …y el momento llega. Entre flashes, un conocido estudio presentaba la propuesta desarrollada que había ganado en el concurso. Curiosamente, aunque éste sólo incluía la remodelación de una calle, las fuerzas vivas de la ciudad aclamaron desde el periódico la valiente propuesta, que no sólo se salía del solar, sino que proyectaba una sombra de 25 plantas sobre el (por otra parte repugnante) PGOU.

    “El Masterplan resolverá todos los problemas de la ciudad de B. que resultará sumamente beneficiada de su aplicación. Los conocidos arquitectos (…)  han propuesto, después de un análisis detallado de las condiciones urbanas, una serie de actuaciones que la convertirán en una de las mejores urbes de Europa. Destacan la sustitución del complejo deportivo de (...) por viviendas que densifiquen el área, la construcción de un nuevo vial de cuatro carriles que conecte los barrios de C. y de V. a través del parque de Q., y el diseño vanguardista de los edificios en altura propuestos”

    Hierve el café, se nos mete por la vena y se nos sube a la cabeza... todo se vuelve marrón. La soberbia se convierte en cinismo y el escalímetro en pistola.

 

El maquinista de la Particular. 2006.

 
Cortado o con mala leche

¿No querías taza? Pues taza y media.
 

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AQUÍ EMPIEZO

    No sé por qué voy a morir. No hay nada más difícil de comprender que esto. Pasa el tiempo y la realidad se va empequeñeciendo… las posibilidades se reducen.
    Va a haber un fin. El tiempo pasa inexorablemente, aunque los días sean iguales al anterior y nos parezca estar en un paréntesis a la espera, preparándonos, concienciándonos de que el espectáculo está a punto de empezar.

    No hay piedad, ni segundas oportunidades. Puede que algún día me levante y me dé cuenta de que no he conseguido nada, de que las riendas de mi vida se agitan con el movimiento, al aire, sin control… que no he tomado ninguna decisión. Puede que me quede a medias, al borde de conseguir algo…

    Comprenderlo me lleva a decidir. Decidir está justo entre yo y el mundo. Es el primer paso para la modificación de mi entorno, del espacio. Y mi propia modificación, la deformación al entrar en contacto. Aquí nazco yo como “arquitecta”, en mi voluntad de existir como persona y de tener cuerpo, de encontrar un lugar. Nazco en mi implantación en el mundo, en mi presencia. Quiero una parcela de mundo exterior en el que pueda vivir. Quiero un “espacio habitable” para moverme y estar… Lo construyo.

    El primer paso es la conciencia, luego el orden… La arquitectura me pilla de camino, tiene la misma dirección. Discurre en paralelo a cierta distancia. Está bien. Pero no olvido mi objetivo.

A Bruxa Piruxa. 2005.

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HOMO PROYECTUALENS

¡¡Hola amigos!! Tras largos años de investigación y sacrificio, hoy podemos decir que hemos conseguido clasificar por fin a esa subespecie humana (o no) que tanto frecuenta (o no) la mejor escuela del mundo (o no): el Homo Proyectualens o profesor de proyectos. Según los lugares donde los hemos contemplado, sus ritos, costumbres, status social y demás parámetros que nos han parecido significativos, hemos llegado a la conclusión de que las principales subespecies existentes son las siguientes:

    El profesor ausente: de estos individuos se desconoce casi todo. Sólo sabemos su identidad, dado que, antes que hombres, son nombres. Suelen aparecer en los TA pero nadie los ha visto en persona. En muchas ocasiones, llegan a ser catedráticos. Se supone que dan clase pero están tan ocupados corrigiendo PFCs, trabajando en sus estudios o tomando piñas coladas en Punta Cana que se olvidan de sus quehaceres académicos, acordándose sólo de su salario mensual, aunque algunos ni para eso suelen pisar la escuela.

    El profesor de elite: es un tío grande, generalmente arquitecto de prestigio porque sale en esas revistas que tanto odia. Sabe que es importante y por ello se cree buen profesor, aunque normalmente no lo suele ser. Algunas de las costumbres del profesor de elite son preguntar a sus alumnos por sus familiares arquitectos, seleccionar grupos de favoritos en clase y aprenderse únicamente los nombres de éstos o hacer proyectos absurdos en lugares inverosímiles (véase: hacer un centro de desintoxicación para yonkis ludópatas que saltan a la comba en el interior de la Acrópolis de Atenas, en medianería con un lateral del Partenón).
En ocasiones les gusta dejar patente su dedicación a la enseñanza realizando publicaciones con los trabajos de sus alumnos de sobresaliente.

    El profesor teórico: es aquel profesor que no ha construido nada en su vida porque cree que si hace una casita y le queda peor que las de Le Corbusier, se sentirá frustrado y será humillado públicamente delante de sus colegas. Por ello, dedica su tiempo a escribir libros sobre teoría de la arquitectura elogiando a los antiguos maestros y criticando lo que se hace hoy en día con frases como “Ayyy, si Corbu levantara la cabeza...” o “¡¡¡ esto en tiempos de Mies no pasaba !!!”. Le gusta que sus alumnos lean libros que no dicen nada y que hagan proyectos de ampliación las casitas de Mies, Wright, Le Corbusier, Sota, etc.

    El profesor incomprendido: es un genio no reconocido, o eso cree. Sabe que su obra no será valorada en estos tiempos porque la “moda” se impone a lo verdaderamente imperecedero, que es lo que hace él. Le jode que no le publiquen nada en las revistas y lo disimula criticando abiertamente la labor de éstas como difusoras de la mala arquitectura que se hace cada día. Se cree que los arquitectos que triunfan actualmente no conocen el movimiento moderno y él, que es muy listo, se lo sabe al dedillo y se lo recomienda a sus alumnos. Le apesadumbran los proyectos que se parecen a los de Koolhaas, Libeskind o Zaha Hadid, y se crece ante los bosques de pilares metálicos lacados en negro y las rampas por fuera porque le recuerdan a sus maestros.

    El profesor moderno: es un tío con suerte, y lo sabe. Todo le va bien, tiene pasta y le sobra el trabajo. Suele ser joven o parecerlo, le publican en las revistas y eso le pone cachondo. Suele predicar con arquitectura clásica pero en el fondo todos saben lo que le gusta porque hace todos sus proyectos iguales. Va de enrollado con sus alumnos y les habla de sus juergas en tiempos de estudiante, se gusta cuando habla y de vez en cuando se tira al barro citando a algún literato famoso, contando las batallitas de alguno de sus viajes más extravagantes o hablando de alguna de sus teorías filosóficas de la vida.

    El profesor “flipao”: es un tío que intenta ir de moderno por la vida, aunque no le sale. Se cree que, como los alumnos están quemados de tanto Le Corbusier, se van a tirar a sus brazos cuando les diga que con él se hacen proyectos “guays”. Para el “flipao” no existen las plantas y los alzados, a él le gustan los fotomontajes. Sus proyectos deben ser abstractos y, si no lo son, tener enunciados imposibles, para rayar al alumno antes de empezar. Un “no lugar”, una “folie” o una “célula nómada autoportante” pueden ser algunas de sus revolucionarias ideas. Es un antisistema y sabe que está 15 años por delante del resto de profesores, que son, a su juicio, unos “carcas” anclados en el siglo pasado.

    El profesor simpático: es un tipo singular. Nadie sabe por qué está ahí pero lo cierto es que está. Es tímido pero majete, se pasa de vez en cuando por tu mesa y te anima a seguir porque, al menos te parece a ti, le caes bien. Cuando acaba el curso y no has aprendido nada piensas que este hombre no sabía demasiada arquitectura, pero no te importa, porque suele poner buenas notas y cae bien a todos. Siempre va sonriente, aunque no tiene mucha sangre en las venas, y si se cruza contigo te saludará amablemente.

    El profesor chiflado: es un excéntrico. Se los reconoce por sus extrañas costumbres: viste raro, fuma porros, tiene ataques de histeria en clase... Generalmente lo mejor de éstos es su capacidad para sorprenderte, pues cada clase con ellos es una nueva aventura. Son la prueba viviente de que la carrera te puede volver loco. Algunos se dedican a romper maquetas y tirarlas por la ventana, reír descontroladamente cuando no viene a cuento, mostrar entusiasmo por temas algo siniestros (vísceras, catástrofes, pornografía...) o magnificar actos estúpidos como la trayectoria de vuelo de una mosca cuando ve un plato de galletas de coco o la huella de un filete de hígado sobre la mesa de la cocina después de partirlo en tres.

    Estamos seguros de que éstas no son las únicas especies existentes, aunque habréis reconocido a algunas. Habríamos buscado más, de no ser porque a mitad de nuestra investigación tuvimos que desistir debido a un cambio de fecha en la entrega de proyectos. La vida es así de jodida. Ahora que sabéis de la existencia de esta especie, no la perturbéis demasiado si no queréis que ella os perturbe a vosotros. Y recordad: respetad siempre el equilibrio del ecosistema de la mejor escuela del mundo.

El Sopas. 2006.

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CARNAVAL ARQUITECTUAL

    Ya van unos cuantos años en la Etsam, años de quejas, de cagarse en todo, de dormir lo justo. Y sí, que te vas dando cuenta de todas las cosas que te pierdes o que olvidas. Todos lo sabemos, los efectos secundarios son múltiples, cambios de humor, descenso de las relaciones sociales, frustraciones… estamos hartos de oír a todo el mundo hablar de esto.

    Pero cuidado, probablemente esto no sea más que dar de lado a lo más importante, que estamos aquí para aprender algo, para crecer como personas.

    Y que aprendemos aquí, veo, y conforme avanza la arquitectación, mas abundantemente, en el aprendizaje erróneo, el fallo mas garrafal de la escuela. No con esto quiero decir que la culpa sea nuestra, que no lo es, sino del propio sistema docente y de la actitud del profesorado (el profesorado arquitecto, si nos ponemos a puntualizar).

    El hecho patente de que un porcentaje amplio de nosotros lo que mas haya desarrollado aquí sean cosas superficiales como el lenguaje pedante, la actitud soberbia, el aspecto o, peor aún, la falta de respeto a los demás, es síntoma claro, y estudiable de que hay un problema.

    No os equivoquéis, aquí no sólo no se trata de ser el más original, de ser un raro o de hacerse el interesante. Dejemos todos de fingir. Ya basta.

    Es que no nos damos cuenta de que lo mas importante que tenemos somos nosotros mismos, en estado puro, sin disfraces. Recuperarnos, limpiarnos de esa manta de pintura arquitectual y redescubrirnos.

Sé tu mismo.

    Descubre qué te gusta, cómo quieres ser, qué quieres aprender, mírate dentro y déjate de modelos vanos y ridículos. Que sí, que hay muchas cosas que aprender en la escuela, y que esta te tiene que transmitir, pero a Ti, y a mi y a todos, que somos personas y tenemos algo que decir, que no sea algo que ya nos han dicho.

    Que sí, que yo también quiero ser arquitecto, pero serlo no es actuar como ellos, sino desarrollarse a uno mismo. Proyectar el volcarse en algo, son las tripas en el papel, donde los disfraces se diluyen, y los parques de palabrería y photoshop no tapan nada.

    Busquemos en ellos el conocimiento que realmente vale para algo, para reconvertir esto en un verdadero aprendizaje, en un aporte para nosotros. Seamos personas (y arquitectos) auténticos.

Todo.ex.ponerse. 2006.

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QUÉ TENDRÁ LA ESCUELA

    Tras las dos semanas de entregas, parciales, prácticas y demás variedades de explotación que siguen a la asfixiante semana santa del “tengo que hacer… pero me pongo y es que no puedo” llega el puente de mayo: mmmm ¡qué rico!, 4 días enteros para comernos la cabeza con proyectos, poner al día apuntes, amontonar tacos de folios de las distintas versiones de apuntes de varios años de una misma asignatura, hacer maquetas… (qué os voy a contar que no sepáis…)

    Llega el viernes antes del puente y el ir a clase empieza a dar más pereza que el lunes, que el martes, que el miércoles o incluso que el jueves y más sabiendo que mientras tú sales del metro y te diriges al dichoso puentecito atirantado, a tus espaldas el césped de ciudad universitaria rebosa de gente en tirantes y calimocho en mano (Aprovecho la ocasión para agradecer al que hizo la boca de metro que pensara en nosotros y la hiciera de espaldas al césped para librarnos de la tentación y evitarnos envidias y sufrimientos.) Ocasión aprovechada.

    Bien, desprovisto de tentaciones propias del universitario común, cualquiera de nosotros, en nuestra más pura faceta de estudiante-rarito-de-arquitectura y evitando preguntarse una vez más el porqué de todo esto, consigue llegar hasta la E.T.S.A.M. Ella te espera, como siempre, altiva y orgullosa sobre su terreno mirando por encima del hombro a cualquier otra facultad que ose a situarse a su alrededor.

    Sigamos. Una vez aquí aparecen las tentaciones propias del estudiante de arquitectura: nada de céspedes infestados de gente al sol no, no… Nuestra mayor tentación: ¡¡la feria anual de construcción!! Esta vez se han currado una carpa en el patio y todos como posesos hacemos alguna que otra pella para adentrarnos en ese horno blanco macael a saquear piruletas y escalímetros, mientras asentimos a una amable señorita que no cesa de hablar de ladrillos cerámicos…

    Entre ladrillos y tercios llegan las 3 de la tarde, hora en que oficialmente comienza la operación salida, pero es que a nosotros parece que nos cuesta tanto salir como entrar en la ETSAM, es paradójico, pero empiezo a pensar que la escuela tiene algo que nos atrae y nos retiene más allá de las croquetas y los mixto-huevo… Estábamos en que son las 3 y por no irte a casa te quedas charlando y al final acabas comiendo en la cafetería, al igual que ayer y anteayer y antes de ayer y el otro… Y ya que estás te pasas por la biblioteca no sea que justo encuentres el libro que llevas buscando toda la semana; y ya puestos visitas Sancer porque da cierto remordimiento que llegue el finde, y más siendo puente, e irte a casa sin un par de cartones envueltos bajo el brazo… Y con la tontería son ya las 6 y te pasas de nuevo por la carpa a ver si sigue la de los ladrillos y te da unos caramelitos o incluso hasta una carpeta y mira… si son ya las 7, en vez de ir al cine, te esperas a las 7:30 llamas a tus colegas y les dices que se vengan pa´la escuela a ver match point, que se lo han curado los del teatro y al final son las 10 y sigues en la escuela; por fin cierran. Y te echan. Pensabas que nunca llegaría el momento de ir a casa y comenzar al fin el puente, eh? Pues efectivamente, vas a tener que esperar porque mañana, sábado, también toca volver porque te has dejado en la taquilla los cartones y el libro.

9. 2006.

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BUROCRACIA

    Fue Astérix el primero que nos avisó de los peligros de la burocracia tratando de conseguir la “forma A-38” (Las Doce Pruebas de Astérix), pero no estábamos entonces en condiciones de entender a qué se refería exactamente. La solución al problema parecía sencilla gracias a la pericia de nuestros héroes y la mínima capacidad de perturbación de los funcionarios de la historia. Debido a la muerte de Goscinny y al deterioro de Uderzo hoy hemos perdido lo primero, de lo segundo mejor ni hablamos.

    No obstante, podríamos llegar a entender que en el tiempo de los romanos la burocracia fuera difícil. Demasiados empleos no declarados, ocupaciones dudosas, población sin registrar o defunciones injustificables. Todo ello sumado al abuso e indecencia de las clases favorecidas y funcionarios del orden. Casi como hoy en día; con centuriones en lugar de policías, Asambleas de Curia en lugar de políticos corruptos y legiones y legionarios en lugar de… bueno, eso.  Pero no, no, no… Me resisto a pensar que lo tengamos igual de fácil para unos y difícil para la mayoría que hace dos mil años. El avance de la tecnología, el leve progreso de la igualdad en pro de las clases medias en el primer mundo y la polarización de la distribución de riqueza entre pobres y ricos les ha permitido a muchos países del mundo favorecido tener una burocracia eficiente, tipos de formularios más claros y un mejor funcionamiento de los procesos administrativos. ¿Por qué no ha llegado todo esto a esta escuela? ¿Por qué ni siquiera ha llegado a este país?

    ¿Por qué si quiero realizar un viaje y acogerme a las ayudas que se supone que la universidad me da tengo que ser licenciado en derecho y experto burócrata para recibir un 5% de la cantidad solicitada (que, insisto, es lo que me cuesta hacer el viaje)? ¿Por qué al personal del rectorado y de la escuela esto le parece normal? El proceso es aparentemente sencillo (laaaargo, pero sencillo), pero en el momento en el que a un papel le falta un guión o un recibo tiene el sello un poco borroso la mente del funcionario se colapsa, siente una necesidad apremiante de irse a desayunar por cuarta vez y te explica lo inútil que eres por no saber leer la letra pequeña. Me niego a sentirme estúpido por no enterarme. Las cosas podrían ser mucho más sencillas si admitieran un margen de maniobra, si los procesos no fueran tan cerrados y más consecuentemente, si los funcionarios no fueran a menudo tan cortos de mente.

    Me niego también a pensar que por ser una cuestión cultural y natural de nuestra sociedad no se puede cambiar. Estimado funcionario y amigo que eliges mis papeles, ayuda a que el mundo sea un poco mejor. Ayúdame a conseguir 20€ después de haberme gastado 1000€ en un viaje de proyectos al Nepal. Está en tu mano.

    En fin… Estoy seguro de que si pudiéramos vivir en un mundo sin papeles ni fórmulas, no lo haríamos. Pero ni siquiera me preguntó por qué. Seguro que para eso también tengo que rellenar un impreso.

Ahumm. 2006.
 

A sellar se ha dicho

Dame de comer y hablamos...

 

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YA NO ME ACUERDO

    ¡Hola amigos! Echando la vista atrás, recordé algo que muchos de los que están en esta escuela habrán olvidado. Para algunos, la vida comenzó hace 2, 3, 4, 5 años, los que llevan en la carrera. Pero yo me acuerdo de cómo era todo antes, cuando un buen día decidimos rellenar aquella hoja y elegir que vendríamos aquí a estudiar arquitectura.

    Son diversos los motivos por los que elegimos esta opción, aunque algunos contestarían ahora mentiras como que para ellos lo más importante es el espacio, que siempre quisieron ser como Le Corbusier o que es más importante hacer verdadera arquitectura que prevalezca en el tiempo que llenarse el bolsillo. Yo les digo que no.

    Cuando entramos en la carrera, arquitecto era un señor que hacía planos de casas, no un artista de elite. El espacio salía en la peli de “La guerra de las galaxias”; la luz la pagaban mis padres; Van Der Rohe jugaba en la selección de fútbol holandesa; Wright era una marca de chicles; y Aalto, un error de imprenta. Calatrava y Foster molaban porque hacían cosas no convencionales, aunque también nos gustaba hojear los planos de los folletos que las inmobiliarias metían en el buzón. Sólo conocíamos a un arquitecto español: Gaudí. Campo Baeza era un estadio de fútbol de regional; Sota, una carta de la baraja; y Herreros jugaba al baloncesto.

    Vivíamos felices, ajenos al mundo de los arquitectos. Ahora sabemos que éramos infelices, porque no sabíamos habitar, porque vivíamos en bloques de viviendas antiguos carentes de dinamismo, relación con el lugar, recorridos, luz que resbala... Ahora, vivimos infelices con las entregas, pero no preocuparse, porque ya nos están preparando para alcanzar el clímax, la felicidad suprema de alcanzar el título y poder demostrar que somos superiores al mundo. Y yo me pregunto, ¿a qué mundo?.

    Hemos creado nuestra propia mentira, y ni siquiera nosotros mismos nos la creemos. Los arquitectos de hoy hacen vivienda social en Sanchinarro, y viven en chalets de urbanizaciones lujosas de La Moraleja. Esos chalets que algún mal arquitecto sin escrúpulos e inmensamente codicioso ha diseñado para convertirse en uno más de esa escoria humana que son los arquitectos que no meten en sus proyectos referencias de nuestros grandes maestros. Diseñan ciudades verdes y pasan el fin de semana comprando en los grandes almacenes. Creen en los carriles-bici y en el tranvía, y los ven desde la ventana de un potente BMW. Hablan de cambiar el mundo en sus pomposas conferencias y les preocupa la arquitectura del tercer mundo mientras disfrutan de sus exclusivos cocktails. Resuelven los problemas de incultura diseñando grandes teatros para barrios que no tienen acceso digno a la educación o la sanidad. Critican la cultura del “salsa rosa” y nos muestran los rincones más elegantes en El País semanal. Todo porque no se atreven a defender sus principios, o porque no quieren reconocer que no los tienen...

    Estamos rodeados de un 90% de “no arquitectos” que son como nosotros éramos hace unos años: gente que paga una hipoteca para comprarse en la montaña una casita que no se parece a la Farnsworth, que les parece más estético un azulejo que un muro de hormigón, que prefieren dos baños a tener un “impluvium de luz” en su salón, bañarse en una piscina que contemplar una lámina de agua... Seamos sinceros, reconozcamos que si no fuera por el lavado de cerebro al que se nos somete para seguir en la escuela, ninguno de nosotros defendería esos valores salidos de la nada. Y dejémonos de hipocresía, de vender palabrería barata si al final no hacemos nada más que para el beneficio propio. Los problemas son siempre de otro y a quién no le gusta vivir bien. Recordemos lo que fuimos y no lo que somos. Aunque claro, al fin y al cabo, siempre podremos decir: “ya no me acuerdo...”.

El Sopas. 2006.

 

Hum... ¿estará el baño al fondo a la derecha?

Hubo una época en que veíamos esto con buenos ojos...

 

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YO Y MI AGUJERO

    Me miro en el espejo, deberías estar haciendo otra cosa, esto no es lo que tienes que estar haciendo, el tiempo es oro. Y qué si ya no puedo soportar la pantalla del ordenador ni el papel ni la pared blanca.

 Busco, busco, intento ponerme las cosas fáciles. Todo el mundo hace proyectos como churros, todo el mundo encuentra cosas que decir, con facilidad, sobre todo, sobre cualquier tema y tú no puedes hacerlo en ninguna parte; entro, salgo, me busco, intento pensar. Tú también tienes algo que decir sobre esto.

 Aplico su método analítico, problema, solución única, llámalo idea si es muy abstracto, venga, mejor aún. Y es importante, tienes poco tiempo. Nada, me voy, entro salgo, apagaré la luz o me voy a dormir, mañana será otro día.

 Y toda una vida así, siempre, día tras día, no es sólo un castigo implícito a la carrera. Quiero vida, sentirme viva, un sitio para pensar, mi propio agujero. Doy vueltas, he probado todos los bares del barrio, bibliotecas, parques; igual el problema lo tengo yo.

 Has hecho esto mil veces, siempre hay un detonante, tu subconsciente hará el trabajo sucio, sólo tienes que forzarlo, dale una patadita, que te dé el sol en el ojo derecho, será eso, pero vuelvo a apagar la luz, me tiro en la cama y doy vueltas.

 ¿Por qué?, porque no puede ser que sea la mas inútil del lugar, algo tendré que decir, todo esto sirve para algo, el problema lo tiene el agujero, no lo tengo yo: dominaré el mundo a placer, lo controlaré para que me deje pensar, para que me deje utilizar el tiempo.

 Voy a dormir, que es lo que mejor sé hacer. Dejaré de buscar culpables y me miraré al espejo porque el problema lo tengo yo; no es el profesorado, ni el plan de estudios ni la escuela ni el ordenador ni la arquitectura, no me he equivocado de carrera, es que tengo un problema. Necesito controlar algo, ser de verdad, no mentir al mundo con falsos planteamientos, ni razonamientos; lo que haga será de verdad, auténtico y lo escupiré con todas mis fuerzas, porque soy capaz, o no, quién sabe, pero moriré en el intento.

 Me descubro cada día inutilizada más y más, aplicando su método analítico; problema solución a todo, porque a todo es aplicable, menos a la vida; no quiero una vida fría y no quiero productos fríos en mi vida, las cosas que haga me reflejarán, porque algún día tendré algo que decir, en cualquier parte, a gritos, y haré arquitectura y viviré con esa intensidad, porque así es como quiero que sea. Pero necesito tiempo, dadme tiempo, por favor, sacadme de la loca rutina, de la presión y la represión y volveré a sacarlo todo de mí.

 Dejaré la crítica mierdosa del trabajo de los demás y de producir cosas ridículas y juntaré todo, mi vida, mi trabajo, mi carrera, porque seré una persona que realmente utiliza su tiempo y no pasa los días esperando ser algo, me construiré a mi misma y todo a mi alrededor será igual de auténtico, ni arte ni no, ni original ni no, ni lo que nadie hace ni no, simplemente mío, de verdad. 

Todo.ex.ponerse. 2006.

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EL ESPÍRITU CROQUE... ¡está en todas partes!

LOS SENTADOS

 

Negros de lupias, picados de viruela, los ojos cercados de anillos
verdes, sus dedos tumorosos crispados en sus fémures,
el sincipucio chapeado de hurañidades vagas
como afloraciones leprosas de viejos muros;

 han injertado en amores epilépticos su fantástica
osamenta en los grandes esqueletos negros
de sus sullas; sus pies de barrotes raquíticos
¡se entrelazan mañanas y tardes! 

Esos viejos siempre han hecho trenza con sus asientos,
Sintiendo los soles vivos percalizar su piel,
o, los ojos en el cristal donde se marchitan las nieves,
temblando con el temblor doloroso del sapo. 

Y los Asientos tienen atenciones con ellos: culera
oscura, la paja cede a los ángulos de sus riñones;
el alma de los viejos soles se enciende, fajada
en esas trenzas de espigas en las que fermentaron los granos.

Y los Sentados, rodillas a los dientes, verdes pianistas,
los diez dedos bajo su asiento con rumores de tambor,
se escuchan chapotear barcarolas tristes,
y sus cabezotas van en balanceos de amor. 

- ¡oh! ¡no les hagáis levantar! Es el naufragio…
Emergen, gruñendo como gatos apaleados,
abriendo lentamente sus omoplatos,
¡oh rabia! Todos sus pantalones hinchados en sus riñones abotagados.

 Y vosotros los escucháis, golpeando sus cabezas calvas
en los muros oscuros, chapeando y chapeando
sus pies torcidos, ¡y sus botones del traje son pupilas salvajes
que os clavan la mirada desde el fondo de los pasillos! 

Además, tienen una mano invisible que mata:
en el ángulo, su mirada filtra ese veneno negro
que carga con la mirada sufrida de la perra apaleada,
y sudáis, apresados en un atroz embudo. 

Sentados de nuevo, los puños ahogados en sucios puños,
piensan en los que les han hecho levantar
y, de la aurora a la noche, racimos de amígdalas
bajo sus mentones endebles se agitan hasta reventar.

 Cuando el austero sueño ha bajado sus viseras
sueñan sobre sus brazos de asientos fecundados,
verdaderos amorcitos de sillas en hilera
por las que grandes oficinas serán cercadas. 

Flores de tinta arrojando polen en comas
los acunan, a lo largo de cálices acurrucados
tales como en el filo de los gladiolos el vuelo de libélulas
-y su miembro se excita en las barbas de las espigas.

 

Rimbaud. 1870.

 

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LOS JEROGLÍFICOS DEL CROQUE #1

    Como en este número el Sopas no ha podido hacer el Croquegrama habitual, la Cúpula estresada no ha encontrado más solución que tirar de lo que había por la cocina durante la acelerada cocción del Croque. Entre camisetas, chapas, artículos, planos de proyectos, escalímetros, cartabones, escuadras y transportadores de ángulos nos hemos encontrado con la lista de profesores que reparten con la encuesta... y hemos decidido hacer algo útil con ella.

    Hay centenares de profesores en la Mejor Escuela de Arquitectura del Mundo Entero. Pero sólo unos pocos han sido los seleccionados para inaugurar esta nueva sección de compromiso, en la que tendréis que deducir sus nombres a partir de los dibujos con los que los representaremos. De hecho, son sólo TRES NOMBRES. ¡Suerte!

El maquinista de la Particular & El Sopas. 2005/2006.

1:

 

2:

3:


(Las soluciones serán publicadas en la web cuando cuadre)

 

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