El Croque nº 10
(septiembre 2004)
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"por el arte español, madrid se afana:
si hoy la plaza de toros se levanta altiva
el panteón se elevará... mañana"
PROSTITUCIÓN, CERÁMICA Y HORMIGÓN: TRES AMIGAS SON
LA POLÉMICAAA #6: CABRERO CABREADO
Estoy sola y caliente, jahhhhh, ¿te gusta lo que ves?, jahhhhhhhh, ven a hacerme compañía, jahhhh, te prometo que pasarás un rato inolvidable, jahhhhhh, jahhhhhhhhhhhCLICKta manera se mantiene la preeminencia de la arquitectura concebida como el ámbito global de la configuración de los espacios (edificatorios, urbanos y paisajistas), en contra de un exceCLICK CLICK CLICK CLICK CLICK CLICK CLICK CLICK CLICK CLICK Estaba yo viendo algo por ahí cuando de pronto me vi envuelto en una ciruela pasa de color amarillo que no hacía más que hablar acerca del membrillo y sus propiedades curativas. Se acabó el jamón curado. Ahora viene la Mejor Escuela del Mundo. ¡Oh!¡Qué
suerte la nuestra! Quince orgasmos en un día, ¡qué alegría! Es lo que
tiene estudiar en la mejor Escuela de Arquitortura del mundo. Con la
magnificencia chorreando por las paredes y el gran honor de tener durante
0,6 minutos a todo un Profesor Catedrático en exclusiva cada cuatrimestre
(de los cuales 0,5 son para ponerte a parir y 0,1 para ayudarte realmente
en tu proyecto). En la
Mejor Escuela del Mundo hay gente que se muere de hambre, niños llorando
en los retretes, profesores voluntariamente violados en los departamentos. Si tu
padre es arquitecto, y tu abuelo ya lo era (y en toda tu familia brota el
arte elevado y la cultura cual patata en la montura); si has estudiado en
Colegios Quintilingües, si tocas el violonchelo, si tienes cara de lelo,
si tu familia se codea con la realeza, si te sabes de memoria los
movimientos artísticos y sociales del siglo XX sin haber comprendido ni
jota de ellos... El Croque. 2004. * CROQUE’S NEWS * El
convenio firmado hace un año con Almendras Garrapiñadas de las Ursulinas
con Sandalias de Torre de Oñate (AGUSTO) ha sido todo un éxito, por lo
que nos honra anunciar la renovación del mismo para esta temporada,
mediante el cual podréis seguir fotocopiando el Croque en Faster tan a
gusto un año más. |
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Noviembre, es un día nublado al más puro estilo gallego: cielo de un gris oscuro intenso, la lluvia cae constantemente empujada por el viento del noroeste, que a su vez arrastra toda la humedad del océano y desplaza unas nubes que lo cubren todo y no dejan, ni por un momento, resquicio alguno por donde quizás algún tímido rayo de sol pudiera pasar. Son las ocho y media de la mañana, y todavía resulta difícil saber si ya es de día, o si la noche continúa. Me bajo los pantalones y poso mis muslos en la taza del retrete. Dormido y despistado abro la ventana del baño, como si de un acto reflejo se tratara. Un viento frío sacude mi rostro mientras siento en mi nariz el refrescante aroma que arrastra consigo al atravesar los montes de eucaliptos que pueblan el entorno de la vivienda. Veo las nubes atascadas en La Escusa, veo el monasterio, veo a Lambetón Star-Walker con su colega el perro de enfrente, que en un acto de profunda amistad deja al primero comer de su comida con toda tranquilidad. La vida sigue, las nubes pasan; Lambetón se va, pasa algún coche, sigue lloviendo. Junio, barrio de Gracia, debe de ser cerca del mediodía. Acabo de levantarme tras una intensa noche de concierto. Voy al baño. Se trata de un mínimo piso interior, con balcón al patio de manzana donde alguien, en algún momento, decidió instalar el baño del que la casa carecía. Se ve que por problemas de desagüe tuvieron que elevar el retrete y la ducha sobre el nivel del suelo del resto del piso. Así, de esta extraña coyuntura, surgió una obra maestra de baño con escalón en medio (…). Estaba yo ya sentado en el retrete, pensando acerca de la levedad del ser, y de cómo carajo era posible que existiese un piso interior con habitaciones sin ventanas y un baño colocado en el lugar más luminoso de la minivivienda, cuando como por acto reflejo, de nuevo, como si desde siempre supiese lo que se ocultaba tras ella, abrí la ventana. Allí, en plena Barcelona, sentado desde mi majestuoso trono, divisaba un maremágnum de balcones ruinosos con añadidos caóticos (que eran en su mayoría baños), azoteas decoradas para la recién acabada fiesta de San Juan, y un mar de tejados y antenas colocadas de todos los modos imaginables en los lugares más recónditos. Era “EL LUGAR”. Lo mejor de la vivienda, sin duda. Agosto, isla de Ons. Estábamos acampados en lo alto del monte, en un lugar conocido como Chan da Pólvora. Las letrinas se encontraban a unos quinientos metros de nuestra tienda. Era noche cerrada y hacía frío; mientras nosotros permanecíamos sentados charlando, bebiendo, fumando y comiendo. De esta mezcla de acciones, por algún motivo que no me planteo, mi intestino decidió que era el momento, y tambaleándome arranqué hacia las letrinas seguido de un amigo que percibió mi estado de emporramiento total. Al llegar, ya más sereno, penetré en aquel habitáculo sólo iluminado por la luz de la luna, y mientras apuntaba al agujero (espero que con acierto), a través del hueco de la puerta, que quedaba como a la altura de mi pecho, pude contemplar parte de la bóveda celeste, oliendo el mar, y escuchando una vez más el sonido del viento al agitar los árboles. Resulta tan difícil de explicar…, sobre todo a esa gente que nunca ha podido disfrutar de la sensación, de la placidez y de la tranquilidad que produce cagar viendo una porción de mundo, un poco de entorno, viendo algo que te recuerde, en ese momento que nadie te puede quitar y del que todos disfrutamos, que estás ahí, sentado, tan vulnerable… y a la vez tan seguro. Estás pensativo, disfrutando del instante, y relacionándote con el mundo del que procedes y del que dependes; el mundo que sin embargo tantas veces ignoras. ¡Es tan complicado recordar que vives en el mundo!. ¡Es tan difícil disfrutar de lo cotidiano que nos rodea!. ¡Qué pena que en el proyecto de una vivienda, lo primero que se sacrifique sin ventana sea el baño!. No se dan cuenta de que están privando a la gente de su momento, de “SU LUGAR”. Quizás sea así el futuro, para este mundo en el que no disponemos ni de un segundo para nosotros mismos, ni siquiera mientras cagamos. ¡No te relaciones con nada que no te sea impuesto!. Acaba rápido y no mires por la ventana. Es más, yo te quitaré la ventana. La Paja. 2004. |
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PROSTITUCIÓN,
CERÁMICA Y HORMIGÓN: TRES AMIGAS SON
Según se va diciendo por ahí, el del arquitecto es el segundo oficio más viejo del mundo, y tiene un gran parecido con el primero. Todos
los arquitectos somos un poco putas. A veces, lo deseamos. A veces, la
vida nos empuja a ello. Al principio, mientras estás estudiando, piensas
que no, que seguirás impoluto para el resto de tus días y que nunca le
dirás que sí a esa promoción de chalés adosados. Que harás arte puro
y que el mundo terrenal no interferirá en tu labor cuasi mística. Que tu
recto proceder no se verá desviado por los oscuros intereses que se
mueven por ahí en forma de papel timbrado. Ja y ja. Al burdel de cabeza,
y con desengaño por banderilla. En este mundo traidor, no hay muchas posibilidades. Y para nosotros, menos todavía: o putas, o reputas. Porque hasta las dueñas del puticlub son esclavas de él. Lo de reputas sucede cuando –oh maravilla- se logra separar uno del común de las gentes y llega a los puestos más vistosos (que no más altos) del espectáculo que nos rodea y entretiene, logrando el triste estatus de “gran arquitecto” de-generador de cosas que parece que se van a caer pero que no lo hacen, lo que impresiona mucho y vende más. Es decir, de putilla humilde has pasado a ser vedette.
Entonces sucede que, realmente, no es que seamos peores personas por
habernos vendido. Lo que pasa es que, al contrario de las putas normales,
nuestros actos sí son capaces de hacer mucho daño, por cuanto se
proyectan (como proyectiles) a la gente que anda por las calles… las
mismas calles que nosotros les hemos puesto para andar. Luego nos vestimos de sabios y doctos urbanistas, y nos abstraemos del mundo para aniquilarlo un poco más cada día como si no pasara nada. “Paisaje artificial”, “Mundo deconstruido”; valientes eufemismos para disimular el sinfín de taludes y desmontes en que has convertido mi barrio, todo lleno de casas simpaticonas de diez y pico alturas con colorines que pretenden hacerme creer que el mundo va a ser mejor y más alegre por su sola existencia. Ja y ja. “Esta calle peatonal no funciona”, “El coche es algo que tenemos que aceptar”, “La parada del bus ya la pondrás en el próximo curso, ahora céntrate en definir las salidas de los garajes”. Viva y bravo, pero por lo menos no me lo digas con esa cara de ternero degollado, que se te notan todavía las marcas del látigo que anoche hirió tu piel en ese despacho. Los arquitectos y los urbanistas tenemos una enorme influencia sobre la gente, pero la mayoría de las veces no somos más que marionetas de nuestros clientes, que por unos cuantos reales nos hacen cómplices de sus fantasías más perversas. Y hay víctimas, sí. Muchas víctimas; algunas alegres (sí, sí, métete en otra hipoteca chaval, que ya verás lo que vale un peine), otras tristes: todas desposeídas de su capacidad de intervención, consumidoras de nuestros terribles productos, creyéndose nuestras mentiras. O no. El maquinista de la Particular. 2004. |
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El poder desenmascara al hombre: vuestros complejos se dejan relucir en el desprecio que mantiene intacto vuestro trono. No os habéis preguntado nunca “¿de dónde viene la aparente seguridad en mí mismo?” El desprecio es el camino de los débiles... Sólo buscáis reconocer un apéndice, una semilla de vosotros en los alumnos, un cáncer, una protuberancia ajena que mantenga vuestra esperanza de supervivencia, de continuación de la especie... intelectualmente, de crear escuela. Preferís ver una imagen distorsionada de vosotros mismos que la imagen nítida del propio alumno. Instinto animal, visceral, pulsión irreprimible que maquilláis con sofisticado racionalismo. ¡Racionalismo-coartada, racionalismo manipulable y manipulador! Necesitáis ver un gesto, una pista, una huella vuestra, alimentar vuestro narcisismo, sentir que habéis sido influyentes e incluso determinantes en la formación del alumno.... ”¡el arte es largo y nuestra vida corta!” “¡el mundo es grande y en nosotros, profundo como el mar!” Nada de lo que digáis es determinante, ni necesario... vuestras palabras son, al igual que las nuestras algún día, míseras e insuficientes... y el significado de vuestras palabras flota en el aire, junto a millones de conceptos y sensaciones... Podrá ser captado ahora, o más tarde... y en un orden no necesariamente estipulado por vosotros. ¿Qué podéis enseñar? Resignaos: NADA. Contentaos con dirigir y dar un impulso; aspirar a más es una gran mentira, el obedecedme-y-aprenderéis es pura bazofia, alimento de vuestro ego... Lo no entendido no se asimila. Obedecedme-y-aprenderéis, de esta forma seguís atentando contra la pedagogía. ¡Absurdo! ¿No lo veis? ¡Absurdo! ¡Sólo la soberbia, sólo la soberbia permite esta enseñanza enjaulada! “Me titulan maestro, me titulan hasta doctor y cerca de diez años ha llevo de nariz a mis discípulos, de acá para allá, a diestro y siniestro... y veo que nada podemos saber. Esto llega casi a consumirme el corazón. Verdad es que soy más entendido que todos esos estultos, doctores, maestros, escritorzuelos y clérigos de misa y olla; no me atormentan escrúpulos ni dudas, no temo al infierno ni al diablo... No me figuro saber cosa alguna razonable, ni tampoco imagino poder enseñar algo capaz de mejorar y convertir a los hombres.” Sólo
la soberbia permite esta enseñanza enjaulada, sólo el desprecio mantiene
intacto vuestro trono. Los años no os dan derecho, con la experiencia
habéis ganado agilidad pero no sabiduría. “Reduce las palabras y todo irá bien (...) Quienes mantienen las piernas rectas no avanzan (...) Quienes andan de puntillas no van seguros (...) Así es también el sabio: nunca se engrandece, por lo cual obra con grandeza. (...) No desees el brillo del jade, sino la tosquedad de la piedra...” A Bruxa Piruxa. 2004. Cita (no
literaria) sino de la escuela. ¿Dónde? Tablón de anuncios: |
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Llegué a esta carrera hace ya bastantes meses despistado e inocente cual
sardina en granja de pollos, esperando hacer muchas casitas e hincharme a
follar (de ilusión también se vive, oye). Tras un
primer cuatrimestre despreocupado y feliz, me tocó hace poco enfrentarme
a la prueba definitiva que todo proyecto de arquitecto debe superar en
algún momento, EL SACRIFICIO INICIÁTICO, divertido ritual (en otras
culturas se le llama “entrega de proyectos”) donde los jóvenes
aspirantes a arquitectos tratamos de invocar a nuestro archisagradísimo
espíritu protector, la inefable Abuela Calva de Le Corbusier, que
cuidará de nuestros proyectos de por vida si logramos su favor o nos
meará en la boca de forma sistemática si la/lo disgustamos. Bueno,
y ahora, poniéndome serio (todo lo serio que se puede poner un ganso, se
entiende) ¿Porqué los profesores de proyectos se recrean en su gran
mayoría destrozando la autoestima del alumnado? En el poco tiempo que
llevo aquí, ya he visto a otros profesores hacer criticas tan duras como
cualquiera de las suyas sin resultar ofensivos en absoluto, así que no me
queda más remedio que pensar que son una panda de hijos de perra (con mis
perdones para los pobres canes) que realmente desean ser crueles, o en el
mejor de los casos, que son muy torpes transmitiendo sus conocimientos (no
soy psicólogo, pero tengo entendido que las criticas resultan más
constructivas si no estas pensando en destripar a tu critico por
prepotente y borde....), lo que es una pena ya que en teoría se dedican
precisamente a ello. Asdrúbal Janto. 2004. |
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Ya ha empezado el nuevo curso, qué bien, qué bien que hoy comemos con Isabel. Muchas cosas siguen iguales: la biblioteca vacía, los baños okupados y los tercios a 75 céntimos (no todo van a ser desgracias). Pero lamentablemente tenemos que volver a empezar y a escuchar una y mil veces que Le Corbusier es Dios y que el que lo niegue es un hereje y que lo vamos a encerrar en la cueva de los bedeles y bla, bla, bla. Otra cosa que no ha cambiado es la Secretaría, siguen igual de perros que siempre; llevo quince instancias realizadas para que me cambien el nombre, que está equivocado en todas las listas, y no me hacen ni puto caso. Pero bueno, cuando me den el título se lo darán también a un ente imaginario, que será como una empresa en las Islas Caimán, por lo que lo podré usar como doble identidad para eludir procesos judiciales. Ahora, a principio de curso son normales estas listas de espera tan largas, y es que la gente de secretaría ha descubierto que teniendo un mostrador pequeño pueden currar sólo tres, mientras los otros se toman el café; así que, como en la línea tres, amenazan con hacer más largo el mostrador pero luego naranjas de la china. ¡Cómo molan los funcionarios! Cuando
comienzas el curso todavía no notas que hay gente extraña en las clases
que te mira con cara de susto. Pero cuando pasan unos días a esta
gentecilla le sale un simpático bigote negro que parece hollín, es
entonces cuando te coscas: ¡Son de primero! Pero luego te miras en el
espejo y dices: ¡Hostia, soy un puto repetidor! Otra cosa que nunca cambiará son los profesores, o mejor dicho catedráticos “espectro”. Sí, sí, en serio, hay profesores que aparecen en las listas pero en realidad son entes etéreos: una dirección de correo conectada a un ordenador central al que puedes mandarle todas las quejas que quieras que sabes que nunca te van a contestar. Y hay algunos incluso que se rumorea que nadie ha visto nunca su rostro; hay quien dice que Juan Navarro es hermano del hombre del saco y que sus sobrinos son los reyes magos y el gordo del traje colorao; vamos, que es una tradición que se inventan los padres de alumnos arquitectos para tener controladas las emociones de sus hijos (Si este año Don Juan se digna a pasar por clase rogamos manden un e-mail al Croque para que vayamos confeccionando la alfombra roja) Y qué podemos decir de las ya archiconocidas vacaciones de los compañeros. Todos comenzamos el curso preguntándonos por nuestras vacaciones; pues bien, según las estadísticas realizadas por un poco fiable colaborador del El Croque (que estaba de incógnito en la barra de la cafetería, alias Esteso) hemos comprobado que un 40% de los alumnos de arquitectura ha decidido irse de vacaciones a lugares diversos e insospechados (Praga, Berlín, El Congo Belga…) con el fin de mejorar un poco en la carrera. Un 23% han decidido que lo mejor era poner el cerebro en remojo ya que estaba sobrecalentado y dentro de poco le iba a saltar la placa base, en fin, lo normal. Y un gran 36% (que resulta que tiene unos ingresos astronómicos) decidió que lo mejor era contrarrestar una opción con la otra, viajando a ver arquitectura (y estupefacientes) a Holanda, a Marbella a bañarse entre niños pijos (y entre folclóricas) y a pedirle una matrícula de honor a la Virgen de Lourdes. Cada año me he preguntado de dónde sale tanta gente a principio de curso, pues, ¿dónde coño se meten cuando llega noviembre? Es que al principio de curso la cafetería parece un vagón de metro, pero cuando ha pasado un mes desaparece hasta el microondas. Bueno, pues este año he dado con la respuesta a la pregunta, y ya aprovecho para decir a todos esos graciosillos de periodismo y de derecho que para abarrotar cafeterías nos bastamos nosotros solos y que no lo intenten al año que viene que no cuela. También me pregunto cada año para qué carajo sirven los corchos; ¿por qué absurda razón los corchos tienen un puto folio con unas notas del año pasado y el baño está hasta arriba de anuncios de vendedores de impresoras, mesas de dibujo, cursos de arquitectura, muñecas hinchables...? ¡Coño!, que los corchos están para algo, cogedlos para maquetas, dadles un buen uso. Para terminar deseo de corazón (y desde la cafetería), un buen comienzo del curso a todos los estudiantes de arquitectura (a todos menos a los que me quieren quitar la taquilla). Y daros un consejo a todos “No es mejor estudiante el que tenga más oscuras las ojeras” Lo decía una importante firma de cosméticos. AGUR Un Humilde Estudiante (Cabalga de nuevo). 2004. |
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