MEMORY - COPY (nº 12)

    Sucede que las palabras ya no valen nada. Y es que yo pensaba que las memorias de los proyectos eran algo serio: el estampado celulósico de las elucubraciones intelectuales que generaron y justificaron las formalizaciones que hoy nos abruman. Algo ante lo que el arquitecto municipal se pondría de rodillas para reconocer su falta de creatividad y cerebro. Algo definitivo.

X – Oye Pepe, cari, ¿qué le ponemos de memoria a este proyecto tan estúpido que me han mandado los becarios del estudio?

Y – Pues no se me ocurre nada. Y me tengo que ir a cenar a Shanghai en bicicleta, que son las siete y se hace tarde.

X- ¿Y si le enchufamos la memoria de aquel proyecto tan bonico que nadie leyó y así ahorramos?

Y- No sé, Pepa, no me parece ético. Mejor será pensar y eso.

X- Pero si este proyecto no vale nada. Si ni siquiera tiene dobles alturas ni escalones donde esconder el retrete, la cama y el resto de cosas que se usan pero estorban para percibir ese espacio tan molón de protección oficial y de odio para el minusválido que he creado.

Y- Bueno, haz lo que quieras nena. Yo me voy a buscar una falda que me quede mona, que ya me has cogido todos los pantalones otra vez…

    Y los dos se fueron a pedalear, pero en el estudio algún becario se chivó a algún graciosote andaluz que recopiló esta trágica información y nos la filtró mediante oscuros procedimientos. En ella se afirma que los prestigiosísimos arquitectos Gallegos y Aranguren (chán-chán) tienen un mecanismo secreto (chán-chán--chán-chán) para la producción en serie de memorias proyectuales (cháaaaaan-chán-chán), como se puede comprobar en el archivo adjunto que nos mandaron y que publicamos en nuestra querida web. (Ay, qué miedo, me suda el ojete)

    (Nosotros no hemos corroborado nada, pero como nos encanta difamar, lo ponemos al servicio del vulgo para que haga lo que quiera y saque sus corruptas conclusiones).