Hay cosas que hacen daño a la vista. Como leer que un tren no pudo esquivar al coche atropellado. Como una entrega en papel milimetrado. Como andar por uno de esos barrios modernos a los que la modernidad ampliamente ha superado, atravesándolos de chimeneas, antenas y aparatos de aire acondicionado.

Pero uno esperaría que unos señores que se dedican a cop… a homenajear al Gran Maestro Mies Van der Rohe tuvieran sentido y sensibilidad y cuidaran ese aspecto en sus obras. Parece ser que NO.

Aquí tenemos a Darío Gazapo y suponemos que a su equipo de trabajo intentando hacer algo bueno del Museo del Traje. Intentan ponerle una entrada a un edificio que no la tiene, intentan hacer un jardincillo molón con un valla bonita… bien, bien, bien, pase…

…pero ¡qué ha pasado con la garita! Un par de enormes tumores le han brotado misteriosamente: dos bombas de calor que han destrozado toda esa “limpeza formal” tan ansiada.

Y es que el premio de no suponer que una pecera al sol es capaz de freír a quien quiera que se meta dentro no es otro que ver a tu Arquitectura violada por las instalaciones!!!