BROCHETA WINDSOR (nº 11)

    La polémicaaa estalla de nuevo con una pedorreta desde las altas cumbres churruscadas de los rasca-algo cutres madrileños. Evidentemente, hacemos esto con humor porque las únicas víctimas del acontecimiento han sido las carteras de los carteristas que dentro se alojaban, lo cual siempre nos agrada. Vaya por dios, que baja la bolsa. Con un poco de suerte me suben los portaminas otra vez.

    Pongo la tele a la una de la madrugada del domingo 13 y, ¿qué me encuentro? Una peli tiñosa en la uno, fúrgol en la dos, gran marrano en la tres, rayas en el plus y Salsa Rosa en la cinco. Pero hay algo raro, porque en vez de felaciones ardientes, en la pantalla se muestra una imagen cutre con el repeat enganchado de lo que parece ser un pirulo en llamas. Entonces, los famosetes de tercera que estaban arrepantingados en el plató empezaron a mostrarse preocupadisísimos y a comentar lo bonito que era el edificio que no conocían, lo emblemática que era para Madrid su sombra y la gran pérdida que esto suponía. Mientras tanto, cuando en la uno cortaron con el filme de serie C de golpe y pusieron una imagen nítida del “desastre” con zoom y nos contaron qué era lo que se estaba quemando, comenzamos a dar palmadas con las orejas y a desear que el fenómeno se extendiese a Torre Picasso, a las KIO y a las de Colón para así replantear el skyline madrileño, mucho más interesante calcinado que al natural. Como los chorizos criollo.

    Por desgracia, esto no sucedió y nos tuvimos que contentar con la brocheta Windsor al ajillo, que escupía las deudas de sus asegurados requemadas y las hacía revolotear por toda la zona.

Pa' chulo mi pirulo