CARTA PROTESTA

 

(AL HILO DE LA EDITORIAL INCREÍBLE (Nº 19))

 


A finales de febrero de 2007 apareció una carta de protesta fotocopiada en las mesas del hall principal y en el foro de Delegación de Alumnos. En ella se arremetía contra el Departamento de Proyectos Arquitectónicos, cosa rara vez vista en la M.E.A.M.E. (Mejor Escuela de Arquitectura del Mundo Entero), y fue contundentemente apoyada por el alumnado que, sin poner sus datos, la reenvió al Defensor Universitario. Éste, alarmado por el masivo envío de cartas, avisó al Rectorado y se lió parda entre la Delegación de Alumnos (que teóricamente es quien debería haber canalizado las quejas, harto conocidas) y el citado Departamento.

Finalmente, se oyó por rumores profesoriles que les había sido girada una circular electrónica para que enderezaran algunos de sus desviados hábitos, particularmente el de las ausencias de los miércoles. Y es que Mercurio es el dios del comercio... y de los ladrones (de tiempo).

El texto de la carta ha sido extraído directamente del foro de Delegación de Alumnos de la Escuela.
Podéis seguir el hilo original aquí.

 


CARTA DE PROTESTA

Objeto: denunciar las irregularidades del departamento de Proyectos arquitectónicos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

Lo que nos lleva a escribir esta carta de queja es la total impunidad del departamento de Proyectos. Les exponemos las irregularidades que se han extendido a la mayoría de las unidades docentes (no todas) del departamento y que parecen ser ya la norma.
Nos centramos exclusivamente en los hechos objetivos y fácilmente comprobables.


1. Horarios, impuntualidad.

Prácticamente todos los profesores llegan entre 30 minutos y una hora tarde sistemáticamente. Lo anuncian así a sus alumnos el día de la presentación, como si tuvieran derecho de elección de horario.
Siendo la duración de una clase de proyectos de dos horas y cuarenta
minutos, se ha reducido por norma general casi a la mitad.


2. Eliminan un día de docencia. Un tercio del total.

 
De los tres días semanales de clase de proyectos contemplados en el plan de estudios, algunos profesores eligen sólo dos. También nos lo anuncian el primer día de clase.


3. Unir clases de diferentes niveles.


Las unidades docentes suelen encargarse de dos niveles de proyectos. Cada nivel tiene asignada un aula y dos profesores, pero la realidad es que suelen unir ambos niveles en clases de más de cien personas, con la dificultad docente que eso conlleva. De este modo, los profesores pueden turnarse en la asistencia a clase y a los alumnos les resulta más difícil la comunicación con ellos, recibiendo diferentes correcciones por cada uno de los docentes, muchas veces contradictorias entre
sí.


4. Tutorías inexistentes.

Fuera del horario de clase, que algunos se han encargado de reducir caprichosamente a la mitad, resulta imposible ponerse en contacto con un profesor de proyectos. Los alumnos no tienen la posibilidad de una tutoría personal, como si ocurre en el resto de asignaturas.


5. Aprobados por curso.


Existen dos formas de superar una asignatura según el plan de estudios de 1996: por curso y en el examen final. Según la Universidad, no existe ningún tipo de regulación para los aprobados por curso, sin embargo, prácticamente el total de los aprobados de esta asignatura se hacen de este modo. Sólo una minoría muy reducida (a veces nula) la supera en el examen final.
Proyectos es una asignatura de taller, es una excepción dentro de las carreras técnicas. Aún así, se rige por una normativa común pensada
para otro tipo de asignaturas. Por ello existe un vacío legal.
A falta de norma expresa, los profesores gozan de absoluta discrecionalidad para dirigir y evaluar el curso de la asignatura. Lo que supone una gran inseguridad e incertidumbre para el alumno al desconocer de antemano el programa, criterios de evaluación, metodología...
Ejemplo de dicha discrecionalidad en algunas unidades docentes es la negación del derecho de revisión de la entrega. Tras una primera y única corrección apresurada, no fundamentada y no motivada, los estudiantes obtienen un resultado de forma indirecta sin ningún tipo de explicación en la que el docente justifique su decisión.


6. Exámenes finales.


Este tipo de aprobados es el único que tiene una regulación de la Universidad, sin embargo es el menos efectivo. Es la convocatoria "fantasma". Incluso algunas convocatorias son
nulas.
Los alumnos tienen derecho a dos convocatorias, a una segunda oportunidad, que les están negando.


7. Ausencia de programa.


Ausencia de organización dentro del departamento, a lo largo de los 9 niveles de proyectos que hay que superar en la carrera.
Cada profesor "improvisa" el trabajo del cuatrimestre una vez iniciado éste, muchos de ellos relacionándolo con la actividad profesional que están llevando en sus respectivos estudios privados.
El incumplimiento continuo y reiterado del programa de estudios publicado por el departamento supone para el alumno desequilibrios y graves deficiencias en su formación. No existe una estructura, una línea general pensada desde y para el aprendizaje completo del alumno. La formación que recibe realmente depende mucho de la suerte, del itinerario arbitrario e imprevisible que siguen los profesores dentro
de la escuela.


8. Enseñanza / evaluación.


La labor de la mayoría de los docentes se ha reducido al de la mera evaluación. A pesar de la buena fama de la Escuela de Arquitectura de Madrid, un alto porcentaje de alumnos se ve obligado a recurrir al apoyo fuera del centro. Por lo tanto dicha fama parece basarse en el grado de exigencia, y no en la calidad de la docencia.


9. Charlas y conferencias.

La labor de los profesores de proyectos en esta escuela no sólo está basada en evaluar, sino también en organizar charlas y conferencias constantemente y en horario lectivo, de nuevo reduciendo las horas de clase.


10. Proyecto fin de carrera.

Simplemente citar el conocido informe de Kenneth Frampton tras su visita a la ETSAM:
"He notado que los criterios de selección corren a cargo de un
comité examinador formado ad hoc por profesores dispuestos a discutir el caso defendiendo a unos alumnos frente a otros. Este sistema tiene visos de ser incontrolable e incluso perjudicial, especialmente cuando se hace evidente que algunos profesores gozan de mayor prestigio que otros por su reputación de arquitectos fuera de la escuela.
Este hecho puede estar de acuerdo con la categoría de los arquitectos en cuestión, pero es injusto para aquellos alumnos que casualmente se han encontrado dirigidos por profesores de menos renombre y con menos poder dentro de la jerarquía de la escuela, puesto que los argumentos a su favor que pueda esgrimir un profesor joven no tienen el suficiente peso para el comité examinador."

 

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