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El Croque  nº 7

(diciembre 2003)

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"que si usiría viniera
aquí de alcalde menor
al de corte le dijera:
que es mucha calle, señor,
la calle de la montera
"

UNA EDITORIAL NAVIDEÑA

EL PLAGIADOR

ES LA CASA DE ASTREARENA TAL CUAL EL HOMBRE DE HOY:
MUCHA FACHADA, POCA VIVIENDA:
ASÍ ERES -Y ASÍ SOY-

EL OLIMPO EN TU BOLSILLO

ENTIÉRRAME VIVO

¡QUÉ MODERNO ES BARCELONA!

LA POLÉMICAAA #3: SANCHINARRADA

EL RINCÓN DE PAZO #7: POSTAL DE VENECIA

 

UNA EDITORIAL NAVIDEÑA

    ¡Navidad, navidad, dulce navidad!.... La la lá, la la lá, la la la la laaaaaa...

    Ha empezado la cuenta atrás.

    Bueno, en realidad empezó el 8 de septiembre mientras tú estabas de botellón con los colegas...

    Bueno, empezó aquel fatídico, pegajoso y chicharrero día de julio en la cola para hacer la matrícula (¿Pa qué, si no voy a aprobar ni una?).

    Entre página y página, entre café y café, esperamos que leas este Croque chapucero y apresurado como pocas veces se ha visto. Porque el Croque no te abandona (es como rexona, me pica la chochona... ¿o no era así? ) Y es que ni en los peores momentos de estrés de diciembre la cúpula se rinde. Todo es cuestión de prioridades: tú apruebas, nosotros suspenderemos proyectos... (otra vez).

    En fin, pa que veas qué buenos rebuenos somos (y estamos), ilustramos tu penuria con fotitos de reliquias muertas...

    Bueno, esto es la arquitectura; mejor dicho, la muerte de la arquitectura. Una joya, una reliquia, lo mejorcito del gótico madrileño (o algo así); desmontada en 1910 y encajonada en el Almacén Municipal de Santa Engracia durante décadas para quedar reducida a una mierdi-fachada; empotrada en toneladas de ladrillo (como un vulgar armario ropero) y coronada por ¡oh! sublime tejadillo maderero. En el rincón, en los 10 m2 que sobraban entre aparejadores y arquitectura. En el no-lugar.

    Antes servía para que las monjitas salieran de paseo y para albergar frescos olores. Ahora, además de eso último, sirve para que los pardillos de Proyectos 1 lo puedan tener como tema en el examen final (ése que sólo aprobaron dos personas de entre 200 aspirantes en extrañas condiciones de semioscuridad jadeante) ¡Ay!, no somos nadie: de convento jerónimo a embutido cerámico. En fin, a ver cuántas de tus obras tienen el honor de acabar así, querido estudiante, compañero, amigo y, a veces, jadeante.

El Croque. 2003.

@-© 2003 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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EL PLAGIADOR

    Estoy indignado. Sí, sí, no os riáis que esto es muy serio. Sucede que el otro día cuando estaba en la ducha, descubrí muy a mi pesar que se me había adosado un asqueroso inquilino en mis espaldas. Y os estaréis preguntando, ¿De qué coño me estará hablando este tío? No estoy diciendo que en la escuela haya una plaga de ladillas o algo parecido. Plaga hay, para qué nos vamos a engañar, y es para asustarse. Estos parásitos que acabo de descubrir son malévolos, muy pero que muy malévolos. ¡JODER! Que no estoy loco y para que veáis que a todos nos podría pasar os voy a contar lo que le ocurrió a un amigo mío, y espero que así entendáis mi preocupación enfermiza y desgraciada.

    Mi amigo en cuestión se llamaba Óscar Tabón y estaba muy agobiado porque estaba bloqueado en Proyectos. Si no le salía una idea genial pronto tendría que repetir por tercera vez (y ya podría escribir en El Croque). Esto le preocupaba bastante porque necesitaba aprobar para que le siguieran concediendo su beca. Un buen día descubrió una idea genial, pero genial de las buenas, de esas que el profesor sólo te llama gilipollas. Pero al presentarla y camelar al profesor con cuatro pliegos de croquis descubrió que tenía un bicho asqueroso colgando de la espalda. El bicho sacó de su brillante carpeta un maravilloso proyecto dibujado con Autocad y ploteado en el Work Center con calidad fotográfica. Junto a esto enseñó una flamante maqueta de materiales nobles provenientes del almacén secreto de Sancer* (eso sí todo misteriosamente idéntico al suyo.)

    Óscar Tabón no sabía qué hacer y consultó con sus compañeros mayores, que le dijeron que estaba gravemente enfermo, que se trataba del Plagius cabronus: un temible parásito. Le quedaban un par de meses como mucho. Óscar comenzó a decaer, se le veía bebiendo cerveza en la cafetería para ver si se le ocurría algo, o en el centro de cálculo dándose cabezazos contra un plotter.

    Un buen día, mientras corregía con el profesor su proyecto (que consideraba como no válido de cajón), el señor le dijo (entre “inepto”, “inculto” y otras lindezas) que podía potenciar una idea que él consideró absurda desde un principio. Fue corriendo a su casa a dibujar antes de que se le pasara su entusiasmo. Se quedó hasta las seis de la madrugada frente al ordenador y hasta la una de la tarde frente a la cola del plotter. Pero nunca debió infravalorar a su peculiar inquilino. Antes de que llegara al aula, su podrido compañero ya se había adelantado y le estaba mostrando al gran maestro su nueva idea y el proceso de actuación; misteriosamente similares a los de Óscar. Cuando Óscar enseñó su obra con la tinta sin secar aún, el gran maestro, sin pensarlo dos veces, añadió a su ristra de apelativos aduladores el de PLAGIADOR.

    Y el final ya os lo imaginaréis: suspenso con un cuatro y medio (como todos los suspensos de proyectos) y el parásito, con la boca llena de tarta de manzana, dando saltitos y celebrando su notable ocho. Por supuesto, a Óscar le retiraron la beca y tuvo que hacerse mariscador.
    Espero que ahora comprendan el porqué de mi preocupación: a mí me ha salido el mismito divieso en la espalda y no sé como coño quitármelo. La verdad es que a Philip Johnson también le salió uno, como bien dicen mis colegas de la Polémicaaa, con su Glass House; y anteriormente le salió a Mies van der Rohe con su casa Farnsworth; y mucho antes a la pecera de la tía de Mies van der Rohe.

    Bueno, como parece que en esta escuela esto es normal, asumiré el problema con valentía y escribiré frases subversivas en la taquilla de mi parásito como “Copiar puede matar”,“Copiar puede producir cáncer” o “Copiar te la deja pequeña”. Si tras estas originales advertencias parafraseadas directamente de las cajetillas de tabaco no se retira, tendré que buscaros a todos vosotros que tenéis este parásito u otro similar para aliarnos contra nuestro enemigo común.

    Este artículo va dedicado a todos aquellos que se han sentido alguna vez copiados vilmente por gentuza que se hacen llamar compañeros y que están esperando el momento adecuado para darte una puñalada trapera y tirarte a la cuneta. Esta gente de cerebro hueco y corazón podrido no deberían tener cabida en este planeta. Si por casualidad eres un Plagius cabronus piensa un poco, medita sobre el daño que haces y por favor, si no tienes ideas originales “ahí tienes aparejadores” (Nunca creí que llegaría a decir esto)

    *Aunque no os lo creáis existe un almacén secreto de Sancer donde guardan los mejores materiales que sólo venden a los que al comprar enseñan una pegatina con la enigmática efigie de Don Juan Navarro Baldeweg. Y si no ¿Cómo es posible que haya maquetas de una precisión milimétrica y las mías tengan más pelos que un concierto de los MAIDEN?

Un humilde estudiante. 2003.

@-© 2003 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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ES LA CASA DE ASTREARENA TAL CUAL EL HOMBRE DE HOY:  
MUCHA FACHADA, POCA VIVIENDA:
ASÍ ERES -Y ASÍ SOY-

   Sucede que en la historia de la Arquitectura occidental hay diversos períodos, que pueden agruparse perfectamente en dos grandes corrientes: la que se inspira en la Antigüedad clásica y la que se inspira en sí misma. La primera acabó sentando el dogma de que en la comprensión adecuada de los cinco órdenes estaba la esencia del arte de la arquitectura, y la segunda se preocupó más de del arte de la construcción y de la experimentación con las formas (a ver si así no se me cae) sin ceñirse a tantas historias. Los primeros denostaron y pisotearon a los segundos, y los segundos fueron renaciendo de sus cenizas de cuando en cuando. Y bajo la sombra de las catedrales de todo estilo y condición la gente normal pasó de estas peleas y se fue construyendo su casita, sin muchas pretensiones y que, más o menos bella, más o menos frágil... se sostenía y funcionaba.

    Muchos siglos de peleas absurdas y de teorizaciones memas hemos tenido que aguantar. Espíritus brillantes hicieron enmudecer al mundo civilizado con una simple greca, enrojeciéndose de rabia y vergüenza porque no respetaba los designios de Vitruvio, oh gran padre de las tareas chorras. (Hay que reconocérselo: Miguel Ángel tuvo el honor de escandalizar a los pedantes de su tiempo con sus molduras, y eso no es tarea fácil). Mundos sostenidos en la ignorancia supina que se resquebrajaron al visitar el Partenón (¡qué cosas!, a ver si ahora va a resultar que el orden dórico no es como me lo contaron en el cole). Mundos que sólo se materializaron para encumbrar a los que los habían pagado (iglesia incluida) de una u otra forma, y que además tenían la particularidad de ser una especie de enormes fachadas por dentro y por fuera. La vida normal, la vida cotidiana, es un problema que no se quiso resolver. Alguna vez se debió estudiar, en plan “así vivían los romanos”, pero me parece que lo más cool que en materia de vivienda se ha debido resolver en diez siglos creo que ha sido la Villa Palladio, prototipo de, ejem, vivienda campestre y modelo de sencillez y discreción. No fue hasta el siglo XIX que no se empezaron a pensar esas cuestiones, y eso fue porque, con el maravilloso modelo de concentración industrial, la gente tuvo que irse a vivir a la ciudad y ya no le dejaron hacerse la casa como buenamente sabía. Triste desgracia ésa: los pedantes de los arquitectos, metidos a arreglarle la vida al obrero. Y hubo falansterios, y hubo colonias obreras y hubo muchas adaptaciones de la arquitectura popular y de la arquitectura palaciega y de todo para alegrar el panorama. En las ciudades, como no había mucho sitio, hubo más bien ingenio popular y mucha cara dura por parte de todo el mundo. Y llegó, por fin, el Movimiento Moderno, con sus bellas teorías de la máquina de habitar, la vivienda colectiva, la higiene, la doble altura, la racionalidad y la sinceridad constructiva y el modulor (qué dolor, qué dolor). Pero algo pasó que todo eso quedó extrañamente deformado según fueron pasando los años.

    Es sabido lo rentable que es el negocio inmobiliario: miles de parásitos viven a costa de él desde hace mucho tiempo. Y si hay algo que los arquitectos modernos no debieron prever muy bien, es la parte que iba a calar de sus ingenuas propuestas. Los constructores más vagos y más caraduras se aliaron (inte-resadamente) con el espíritu de los arquitectos más lúcidos, y hallaron que, efectivamente, la nueva forma de construir era mucho más barata que la tradicional. Sin embargo, dejaron que las dulces palabras sobre la luz, los espacios y esas gaitas traspasaran sus orejas y no pasaron de ahí, con lo cual se produjo la verdadera revolución constructivo-arquitectónica moderna: la del matrimonio entre las técnicas modernas con lo más rancio del espíritu popular; aderezado todo ello con el peor de los vicios: la soberbia. Enormes bloques de hormigón se pudieron levantar con la misma idea de la vivienda que tenía el padre del constructor (cuarto del señor y amo de familia con su perra fiel + cuarto de la prole futuro orgullo indiscutible del amo y señor + cocina o segunda vivienda de la perra + cuarto de la tele para vegetar y demostrar la hombría + cuarto de la plancha + cuarto de la criada si hay pelas para ello y la perra fiel tiene más pelas que el amo + comedor polvoriento + etc si se puede) y con fachadas adaptadas a la renta de los supuestos moradores: cuanto más ricos o más próximos a la familia del constructor, más metros cuadrados del material más caro en chapado. (Bueno, y lo de las técnicas constructivas modernas... lo justo-justo, para poder seguir pagando lo menos posible a esos mamarrachos y guarros de los obreros. O porque el señor Paco, que me fabrica las bovedillas, me ha pedido que en la nueva NBE diga claramente que no se pueden usar de otro tipo y yo, que soy honrado pero humano, se lo propongo en ese sobre que les he dejado a cada uno en su silla, señores consejeros).

    ¿Qué hemos ganado? Las casas siguen siendo un petardo, construidas deprisa y mal. Se escatima en los materiales lo mismo que siempre; se proyecta con la misma churrera con la que se hacen las tejas seudoárabes y se da de palos al pobre arquitecto que intenta pasarse de listo o ir por libre (a no ser que tenga más pelas que el común del gremio, con lo que saldrá en las revistas y le intentarán bailar el agua). Se piensa más en la fachada que en la cocina, y los usuarios de las viviendas se preocupan más de las tomas a Internet que tiene el cuarto de baño que de las autopistas que le cruzan frente a la ventana. Pues no, no hemos avanzado mucho. Como quiera que el “acceder a la propiedad de un inmueble” se ha convertido en el gran objetivo de toda familia que paga unida (y permanece unida con el superglue hipotecario), no deben querer pensar en lo que de cartón piedra hay tras el lujoso portal. (Un lujo con una medida precisa: dos centímetros de chapa de mármol marrón emperador, y detrás, la miseria absoluta, tanto constructiva como arquitectónica y social. Y delante, la miseria urbanística, que tampoco es moco de pavo). Lujo de pacotilla, lujo miserable, lujo de apariencia: ánimo de nuevo rico, de pijería: el antifaz más moderno para la ceguera más antigua. Soy miserable, como mi vida: por eso me rodeo de las cosas que dicen que tiene la gente que envidio y así algo se me pega.

    ¿Queréis sinceridad constructiva y Arquitectura Viva? Ahí tenéis las chabolas. Y a disfrutar se ha dicho.

    (* La casa de Astrearena estuvo, hasta la construcción de la Gran Vía, al principio de las calles de Fuencarral y de Hortaleza, en la plaza de la Red de San Luis. El ripio decía, despectivamente, que tenía “mucha fachada” porque daba a tres calles y “poca vivienda” por su falta de fondo.)

El maquinista de la Particular. 2003.

@-© 2003 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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EL OLIMPO EN TU BOLSILLO

    Nadie puede negar la importancia de lo divino en la arquitectura. Desde siempre, grandes obras han sido ejecutadas en honor a los dioses. Sólo hay que pensar en las pirámides, en los templos griegos, en las mezquitas, o en las catedrales góticas. Todas ellas son obras de gran envergadura, y se apoyan en lo divino como "excusa" para su construcción.
    Pero los tiempos cambian, y los dioses también. La arquitectura ya no es tan "divina" en ninguno de los sentidos de la palabra. Ahora, si se quiere hacer un enorme mamotreto, pues se construye un museo de la ciencia que no vale para nada, y pasamos de las iglesias que ya hay muchas.
    No os pongáis tristes los más religiosos, porque aunque no se hagan edificios para lo "divino", esto sigue muy presente en la arquitectura. Los dioses ya no están en las iglesias: han cambiado sus gustos, han cambiado sus lugares de reunión, y por si fuera poco, cada vez son más. Ya no gusta ese aburrido monoteísmo de siempre. Ahora cualquiera puede ser dios, y enriquecer el Olimpo con su presencia. Ahora los niños pueden ser bomberos, charcuteros, médicos, profesores, dioses, o lo que es más: arquitectos.
    Asombroso, ¿verdad?. Pues esto no es todo. Ahora voy a demostraros su existencia. Sí, sí, está claro que existen y todo el mundo lo puede comprobar. ¿Quién le iba a decir a Santo Tomás de Aquino que esto era tan sencillo?. Toda su vida montándose "películas" para demostrar que Dios existe, y ahora llega un palurdo cualquiera y lo demuestra. ¡Pues sí!. Mirad, la cosa es así:
    Primero hay que saber donde encontrar a los dioses, o mejor dicho, donde no encontrarlos. Han perdido su apariencia corpórea y habitan un espacio-tiempo paralelo. Son seres cuyos nombres aparecen en unas hojas amarillas llamadas TA, y que responden a la designación humana de profesores de proyectos. Esto es sin duda una prueba irrefutable de que existen, pero ¡cuidado!, no todos los profesores de proyectos son dioses. Algunos nos honran con su presencia, otros, son omnipresentes.
    Los dioses son capaces, entre otras cosas, de escindirse en varias entidades autónomas, para dar clase en Boston y en Madrid a la vez, mientras supervisan las obras de un edificio en Shangai. Son capaces de cobrar sus sueldos íntegros por hacer nada (¡un milagro!), o, como mucho, por darte una aburrida charla sobre su tesis doctoral acerca de "La arquitectura gastronómica: momento flector de un plato de lentejas", mientras otros profesores, todavía humanos, sonríen y le dan palmaditas (sr. catedrático, cuánto honor) con la esperanza de que les abra también a ellos las puertas del Olimpo.
    También realizan milagrosos chanchullos como juntar dos niveles de proyectos en una sola clase, de tal modo que si tenías seis dioses (tres para cada nivel) ahora solo arrastrarán su cuajo por clase dos, para atender al doble de alumnado. Además, así te evalúan igual, estés en proyectos 4, 5, o lo que sea.
    Ja, ja, ja, ja, qué risa más tonta que me ha entrado cuando resuena en mis oídos la frase: "¿tú no vienes mucho por clase, verdad?". Yo no, la verdad es que no, pero tú tampoco, pedazo de caradura. Yo cobro patadas en el culo por ir a tu clase, y tú cobras dinerito contante y sonante. ¿Quién debería estar más motivado?.
    Estos dioses tienen la facilidad de adelantar el juicio final cada vez que corriges con ellos. Te parecerá que has asesinado a treinta personas, pero realmente se te ha olvidado dibujar la taza del retrete.
    Menos divagar, menos charla inspirada, menos viaje a Nueva York, y más venir a clase como Dios manda si es que a fin de mes vais a cobrar vuestro sueldito íntegro. Y si no, pues largaos de una vez y dejad sitio, que está muy mal el mundo para los que vienen de abajo.
    Ya veis, ser dios es un chollo. Para entrar en el Olimpo, bastará con ser aún más ocurrente, y con tesis como "Terciopelo rosa, el cerramiento del futuro", o "Posibilidades de la cinta aislante pretensada como elemento estructural", tendrás tu visado de acceso casi en la mano.
    Una vez en el Olimpo, a vivir que son dos días, a dar charlas sobre idioteces, y a rezar para que no haya una inspección seria en el entorno que acabe con reajustes de personal.
    No hace falta que me agradezcáis esta importante información. Cuanto más memo seas, más fácil y rápido será llegar a tu fin, aunque si el ascenso es rápido, más rápido será el descenso, en ese apestoso mundo de lucro y zancadillas. Yo me quedo con el monoteísmo, así no tendré que compartir con nadie mi estatus de Dios cuando lo alcance.

Albaralto. 2003.

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ENTIÉRRAME VIVO

    Me ha dicho un pajarito que enormes cambios nos esperan en el panorama urbano de esta ciudad.

    ¿Qué será, será?

    No se trata de llevar el metro a Fresnedillas de la Oliva (cosa que, tengan por seguro, en breve sucederá).
    No se trata de peatonalizar el centro de la ciudad y de quitar esos bolardos bastardos (o pivotes cabrones), con los que cada sábado de borrachera te estampas.
    No se trata de sanear el alcantarillado, para que no apeste la ciudad y las cucarachas no bailen por la calle al son de la musiquilla absurda de los semáforos para ciegos (o peor aún, de la del anuncio ese de la leche Lauki del Metro).
    No se trata de unir Carmen con Preciados.
    No se trata de mandar a los coches a freír espárragos.
    No se trata de plantar árboles con nombres de niños.
    No se trata de que la Botella tenga su despacho en el Museo del Jamón.
    No se trata de dinamitar la Torre de Valencia (ni las Kio, ni el pirulí)
    No se trata de cortar las mayonesas verdes de Colón.
    No, no, no, no se trata de decir “no”.

    ... en fin, ¿De qué carajo se va a tratar entonces si el alcalde tiene vocación de topo?

    Pues al grano. Pasa que Fomento se deshace de la M-30, y de paso del cacho de la carretera de Burgos que pasa por Sanchinarro (donde se construirá un carril bus para los de Algete, y accesos a esa pobre gente que los PAU habitarán y que al Corte Berebere irán a dejarse los ahorros sin perderse ya por el camino).
    Pasa que también se deshace del cacho de la carretera de la Coruña que atraviesa la Ciudad Universitaria, que según dice algún aguililla, está partida en dos. ¡Qué gran hombre este hombre! ¡Qué intuición la suya! Resulta que nadie se atreve a meter mano al problema y nos plantan una pasarela temblorosa que a punto estuvo de caer; y ahora según se insinúa, están dispuestos a enterrar todo.
    Pobres ojos los míos, enterrar todo...
    Como no se les ocurre nada, pues a enterrar todo...
    Me parece genial, ¡a enterrar toda la mierda!. Con esto pasa como con los residuos nucleares, nadie sabe qué hacer con ellos, y no se les ocurre nada mejor que tirarlos al mar, a ver si desaparecen.
    No se les ocurre pensar que lo que pasa es que hay muchos coches. Coches que sólo llevan dentro a una persona. Hay bus, hay metro, hay tren, pero como España va bien, aquí todo Dios con coche en cuanto puede. Hale, hale, alegraos de que entierren la carretera. Pronto otras soterrarán. A ti te pone triste el hambre en el tercer mundo, pero te parece de maravilla despilfarrar dinero para que tú puedas ir solito en tu coche a buscar a la novia. Es que el metro huele mal, por eso voy a Sol en coche. Es que llueve y hace frío. Es que hay mucha delincuencia.

    Delincuencia es la de aquellos que, siendo cuatro en casa, disponen de cuatro coches. Delincuencia es contaminar, molestar, ensuciar, malgastar, mientras reposa tu trasero en el asiento de tu coche. Delincuencia es aparcar en el carril bus porque no pienso andar durante dos manzanas, que me agobio. El coche es un lujo, no una necesidad. Come mierda, come mierda, come mierda, que sienta mal.

La Paja. 2003.

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¡QUÉ MODERNO ES BARCELONA!

    No sé qué coño tiene esa ciudad pero algo me atrae de ella, y con esto no quiero decir que me guste o que sea mejor que Madrid, es simplemente más moderna.
    En este escrito popular simplemente voy a intentar mostrar con sinceridad mi percepción de la ciudad condal. A lo mejor no tiene nada que ver con la realidad.

    Lo primero que hay que decir es que los catalanes en general (bueno, los barceloneses) son unos ahorradores de la repanocha; toda la ciudad tiene un embrujo raro-minimalista, cosa que en Madrid no pasa; aquí somos tradicionales en la forma hasta la muerte.
    Ellos no gastan el dinero a lo tonto en cosas superfluas; su diseño urbano tan de moda consiste en poner farolas que son palos de hierro sin más, barandillas a la mínima expresión; el parque de la ciudadela deja mucho que desear del Retiro, está como abandonado; pero claro, eso es naturaleza y así tiene que ser. Si es que en Barcelona ¡son tan modernos!
    Ellos están tan orgullosos de este diseño que por toda la ciudad en las farolas ponen anuncios del año del diseño de Barcelona; ellos se lo comen ellos se lo guisan.

    Me apetece ahora hablar de esa zona mágica del Montjuïch, empezando por la plaza de España, la zona del pabellón de Mies, de la FIRA. A mí la primera vez que fui me impactó, esas dos torres como la de San Marcos de Venecia, (bueno, como esto es Barcelona se ponen dos, está claro) que yo no sé para qué sirven. El caso es que todo eso es magnífico y absurdo a la vez, debe ser algo así como la ciudad de Brasilia que dicen que causa admiración y angustia a la vez. Pues yo después de explorar bien el sitio me encuentro que estoy ante miles de metros cuadrados de escaparate, de espacio público con sabor a aire monumental, pero más a aire, no sé si me entendéis, creo que sí.
    Luego todo esto coronado por el teatro NACIONAL de arte catalán, del cual lo que yo más aprecio son las escaleras mecánicas que hay para subir y las luces de noche que salen del palacio, (joder, escaleras mecánicas, si es que estos de Barcelona, ¡son tan modernos!); el palacio no me gusta y la fuente me parece una mole que es de todo menos mágica.

    Pero lo que mola de Barcelona es que son mil mundos en uno, lo qué más me gusta es el barrio gótico, en medio de toda esa Barcelona donde cada edificio, cada carretera, cada semáforo, cada jardín parece tener una personalidad autónoma, como si estuviera allí el señor semáforo y no se diera cuanta de que a su lado está el señor edificio. Pues bien, totalmente opuesto al monótono ensanche, aquí en el barrio gótico todos esos elementos que siguen siendo autónomos parecen convivir en armonía y, señores, esto hace que sea un barrio mágico; sus calles de 60 cm de anchura, esos portales y callejones que huelen a meada fresca de la mañana, las terrazas de cafeterías con vistas a megarrosetones góticos de calidad, está muy bien.

    Tengo más argumentos para decir que Barcelona es moderna; hay más trileros que en Madrid, el diseño está de moda, y Barcelona lo luce lo que puede y más,
    Tiene una playa nudista en el centro de la ciudad (eso es demasiado moderno para muchas mentes); está llena de mochileros siempre (gente joven con espíritu moderno); los semáforos están pintados de amarillo (eso es una observación personal de las ciudades modernas); los colores de los taxis son la leche; allí hay una escultura de Frank Gehry muy moderna; está lleno de arquitectura modernista, los artistas más fashion del mundo dan sus conciertos allí; tiene TRES fnac y yuppies que van en moto a trabajar; las mujeres de más de 35 años llevan mucho más la melena suelta que en Madrid (eso sólo lo hacen las mujeres modernas); tienen billetes de metro para usar las veces que se quiera durante dos, tres o cuatro días, incluido su ferrocarril exclusivo de la Generalitat, dando por hecho que es una ciudad que no para de recibir turistas modernos.

    ¡Qué moderno es Barcelona!

Asturianín al pil-pil. 2003.

@-© 2003 suspensoenproyectos editons. (Foto)copia y difunde.

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